9/04/2018, 23:31
Kaido le imitó tirándose al suelo, y bebió de su petaca. Luego, empezó a gritar por la cueva para... sabe Dios para qué. Resopló y miró a Daruu, molesto, y soltó un comentario que el muchacho de ojos blancos tomó como una amenaza. Se levantó y se acercó a Kaido, quedando sólamente a unos centímetros de su rostro.
—Deja de quejarte, llevas todo el camino quejándote. —Los nervios, el cansancio y el frío hacían que tuviera menos paciencia de lo habitual—. ¡Si no te parecía buena idea venir, sólo tenías que haberlo dicho allá en Los kunai cruzados!
»¡Además, deja de gritar! ¡Vas a provocar un derrumbamiento! ¡O algo peor! ¡Maldita pes-ca-di-lla!
—Deja de quejarte, llevas todo el camino quejándote. —Los nervios, el cansancio y el frío hacían que tuviera menos paciencia de lo habitual—. ¡Si no te parecía buena idea venir, sólo tenías que haberlo dicho allá en Los kunai cruzados!
»¡Además, deja de gritar! ¡Vas a provocar un derrumbamiento! ¡O algo peor! ¡Maldita pes-ca-di-lla!