10/04/2018, 17:50
—Eso pienso hacer.
Datsue evitó justo a tiempo chasquear la lengua, no delatando así su encubierta disconformidad. Sabía que había muy pocas probabilidades de que Ayame encontrase el cigarrillo, pero si el brick todavía mantenía su transformación… Si Ayame lo encontraba justo antes de que el sello dejase de hacer efecto…
Ni su laureada labia le sacaría de aquel atolladero.
«Tengo que ganar tiempo…» Pero tiempo era, precisamente, lo que le escaseaba. Porque la kunoichi, sin demorarlo más, lanzó el kunai con hilo hacia una de las gruesas ramas que había sobre sus cabezas, haciendo que se envolviese en él y quedase bien sujeto.
«Mierda, mierda, mierda. ¡Mierda, mierda, mierda, mierda!»
Su corazón, latiendo a mil por hora. Su sangre, fluyendo caliente por sus venas. Sus ojos, entornados de pronto. El tiempo pareció detenerse, como cuando ves ese kunai directo a tu cabeza y, por un instante, es el instinto y no la mente la que mueve tu cuerpo. Entonces, lo supo.
Actuó antes de pensar. Su mano, liberando el kunai sellado en la palma. Su cuerpo, inclinándose sobre la valla para alcanzar el hilo del que colgaba Ayame. Un repentino brillo mortal recorrió el filo del kunai. Se produjo un giro de muñeca, y entonces…
… el halcón se estrelló.
¿O sería capaz de remontar el vuelo? En honor a la verdad, Datsue era un cabrón, pero no un cabrón asesino. El Uchiha había cortado el hilo cuando Ayame ya había ejecutado buena parte del descenso. De caer mal, no debería llevarse más que algún contado chichón o moratón. «Te avisé que el hilo podía ser defectuoso, Ayame…» Un pensamiento mezquino que por un momento cruzó su cabeza.
De forma apresurada y nerviosa, guardó el arma incriminatoria colocándola entre su yukata y el obi, para luego inclinar todavía más su cuerpo hacia adelante y llevar una mano abajo, como si quisiese alcanzar a la kunoichi y salvarla de semejante desgracia.
—¡¡¡AYAME-CHAAAAAAAAAN!!! —chilló Datsue, como el novio que ve al amor de su vida cayendo tras un precipicio.
Mientras tanto, a unos metros de donde Ayame caería o aterrizaría, un pequeño brick perdió su transformación, volviendo al inocente y diminuto cigarrillo que en realidad era. Casi al mismo tiempo, Datsue se dio cuenta de su error. De su doble metedura de pata. Si Ayame ya no confiaba en él como para creer que lo del brick no era cosa suya…
… ¿cómo esperaba que se tragase que lo del hilo había sido un accidente?
«Oh, mierda...» A aquellas alturas, solo había un plan al que amarrarse, y ese era...
Datsue evitó justo a tiempo chasquear la lengua, no delatando así su encubierta disconformidad. Sabía que había muy pocas probabilidades de que Ayame encontrase el cigarrillo, pero si el brick todavía mantenía su transformación… Si Ayame lo encontraba justo antes de que el sello dejase de hacer efecto…
Ni su laureada labia le sacaría de aquel atolladero.
«Tengo que ganar tiempo…» Pero tiempo era, precisamente, lo que le escaseaba. Porque la kunoichi, sin demorarlo más, lanzó el kunai con hilo hacia una de las gruesas ramas que había sobre sus cabezas, haciendo que se envolviese en él y quedase bien sujeto.
«Mierda, mierda, mierda. ¡Mierda, mierda, mierda, mierda!»
Su corazón, latiendo a mil por hora. Su sangre, fluyendo caliente por sus venas. Sus ojos, entornados de pronto. El tiempo pareció detenerse, como cuando ves ese kunai directo a tu cabeza y, por un instante, es el instinto y no la mente la que mueve tu cuerpo. Entonces, lo supo.
Actuó antes de pensar. Su mano, liberando el kunai sellado en la palma. Su cuerpo, inclinándose sobre la valla para alcanzar el hilo del que colgaba Ayame. Un repentino brillo mortal recorrió el filo del kunai. Se produjo un giro de muñeca, y entonces…
… el halcón se estrelló.
¿O sería capaz de remontar el vuelo? En honor a la verdad, Datsue era un cabrón, pero no un cabrón asesino. El Uchiha había cortado el hilo cuando Ayame ya había ejecutado buena parte del descenso. De caer mal, no debería llevarse más que algún contado chichón o moratón. «Te avisé que el hilo podía ser defectuoso, Ayame…» Un pensamiento mezquino que por un momento cruzó su cabeza.
De forma apresurada y nerviosa, guardó el arma incriminatoria colocándola entre su yukata y el obi, para luego inclinar todavía más su cuerpo hacia adelante y llevar una mano abajo, como si quisiese alcanzar a la kunoichi y salvarla de semejante desgracia.
—¡¡¡AYAME-CHAAAAAAAAAN!!! —chilló Datsue, como el novio que ve al amor de su vida cayendo tras un precipicio.
Mientras tanto, a unos metros de donde Ayame caería o aterrizaría, un pequeño brick perdió su transformación, volviendo al inocente y diminuto cigarrillo que en realidad era. Casi al mismo tiempo, Datsue se dio cuenta de su error. De su doble metedura de pata. Si Ayame ya no confiaba en él como para creer que lo del brick no era cosa suya…
… ¿cómo esperaba que se tragase que lo del hilo había sido un accidente?
«Oh, mierda...» A aquellas alturas, solo había un plan al que amarrarse, y ese era...
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado