12/04/2018, 11:37
Pero antes de que llegara a tocar suelo, el tiempo pareció detenerse durante un breve instante.
De repente sintió un extraño chasquido, y el hilo por el que se estaba deslizando perdió toda la tensión. Su cuerpo pareció flotar un instante en el aire, antes de que las garras de la gravedad la apresaran y tiraran de ella hacia el abismo. Ni siquiera tuvo tiempo de gritar. El corazón de Ayame se congeló en su pecho y ni siquiera escuchó el alarido de Datsue, un par de decenas de metros más arriba. Vio con terror cómo el suelo se abalanzaba sobre ella como un tsunami. Y supo con total certeza que no tenía manera humana de evitar el impacto.
Fue su instinto de supervivencia el que actuó.
Ayame se estampó contra el suelo. Pero no fue carne y huesos lo que encontró aquel monstruo de tierra, roca, hierba y hojas crujientes. Sino agua. Una violenta explosión de agua que volvió a caer tal y como había ascendido. Y, tras unos breves segundos de tensa pausa, se fue recomponiendo en una aturdida muchacha que luchaba por reincorporarse. Jadeaba con el gesto contraído por el dolor, pero no había marca alguna en su cuerpo que mostrara aquel daño. Sin embargo Ayame no estaba preocupada por eso. Miraba el hilo de alambre entre sus manos, profundamente confundida, y alzó la mirada hacia arriba.
—¿Cómo puede ser...? Me he asegurado de que fuera seguro... —Arriba, el kunai seguía amarrado a rama y el hilo colgaba justamente hasta la misma altura desde donde había saltado. Era en ese punto donde se había roto. Una súbita y amarga sospecha se instaló en el pecho de Ayame, pesada como el golpe de un martillo. Miró aterrada a Datsue, que la observaba inclinado sobre la valla de seguridad. Parecía preocupado... Parecía...—. No puede ser... —susurró, retrocediendo un paso.
Uchiha Datsue... ¿Había intentado matarla?
¿Pero qué razón iba a tener para hacer algo así?
Con un jadeo de angustia y sin perderle de vista, chasqueó con fuerza la lengua contra el paladar. Y la onda sonora se expandió a su alrededor, cargada con su chakra. El eco de los obstáculos que encontrara llegaría de nuevo hasta ella...
Y le revelaría dónde se encontraba el dichoso brick.
De repente sintió un extraño chasquido, y el hilo por el que se estaba deslizando perdió toda la tensión. Su cuerpo pareció flotar un instante en el aire, antes de que las garras de la gravedad la apresaran y tiraran de ella hacia el abismo. Ni siquiera tuvo tiempo de gritar. El corazón de Ayame se congeló en su pecho y ni siquiera escuchó el alarido de Datsue, un par de decenas de metros más arriba. Vio con terror cómo el suelo se abalanzaba sobre ella como un tsunami. Y supo con total certeza que no tenía manera humana de evitar el impacto.
Fue su instinto de supervivencia el que actuó.
Ayame se estampó contra el suelo. Pero no fue carne y huesos lo que encontró aquel monstruo de tierra, roca, hierba y hojas crujientes. Sino agua. Una violenta explosión de agua que volvió a caer tal y como había ascendido. Y, tras unos breves segundos de tensa pausa, se fue recomponiendo en una aturdida muchacha que luchaba por reincorporarse. Jadeaba con el gesto contraído por el dolor, pero no había marca alguna en su cuerpo que mostrara aquel daño. Sin embargo Ayame no estaba preocupada por eso. Miraba el hilo de alambre entre sus manos, profundamente confundida, y alzó la mirada hacia arriba.
—¿Cómo puede ser...? Me he asegurado de que fuera seguro... —Arriba, el kunai seguía amarrado a rama y el hilo colgaba justamente hasta la misma altura desde donde había saltado. Era en ese punto donde se había roto. Una súbita y amarga sospecha se instaló en el pecho de Ayame, pesada como el golpe de un martillo. Miró aterrada a Datsue, que la observaba inclinado sobre la valla de seguridad. Parecía preocupado... Parecía...—. No puede ser... —susurró, retrocediendo un paso.
Uchiha Datsue... ¿Había intentado matarla?
¿Pero qué razón iba a tener para hacer algo así?
Con un jadeo de angustia y sin perderle de vista, chasqueó con fuerza la lengua contra el paladar. Y la onda sonora se expandió a su alrededor, cargada con su chakra. El eco de los obstáculos que encontrara llegaría de nuevo hasta ella...
Y le revelaría dónde se encontraba el dichoso brick.