12/04/2018, 17:09
Yemi Sin Yemas sonrió, mostrando su dentadura picada y algo maltrecha, cuando Reika le comentó que provenía de una familia de ninjas.
—¡El trabajo es el trabajo!, ¿eh? —respondió, encogiéndose de hombros—. Yo también heredé el oficio familiar, mi señora madre, que en paz descanse, me enseñó todo lo que sé sobre este apetitoso plato... Originario de Colapescado, ¿eh? Aunque ciertas personas hayan querido, a la postre, atribuirse el mérito...
Luego Kagetsuna pidió otro cucurucho de pescado rebozado con papas, y el cocinero asintió para hacerle saber que había captado la comanda. Con gesto mecánico, Yemi Sin Yemas se puso a rebozar más trozos de pescado mientras la freidora bullía con un suave burbujeo.
Mientras, Akame degustaba su manjar escuchando a lo que el chico del parche tenía que decirle. «Así que sí la conoces...» ¿No sabía su nombre pero sí era capaz de criticarla? «Tal vez sea divertido juntar a estos dos», pensó el Uchiha con cierta guasa. Así, trató de llamar la atención de la rubia con un gesto de su mano derecha.
—¡Oye, kunoichi-san! Siéntate a degustar este pescado tan delicioso con nosotros. Hace tiempo que no me cruzo con un ninja de Amegakure... ¡Y ha querido el destino que hoy seáis dos!
Entonces se volvió hacia el chico de pelo violeta, que todavía no se había presentado.
—¿Cómo es tu nombre, shinobi de la Lluvia?
—¡El trabajo es el trabajo!, ¿eh? —respondió, encogiéndose de hombros—. Yo también heredé el oficio familiar, mi señora madre, que en paz descanse, me enseñó todo lo que sé sobre este apetitoso plato... Originario de Colapescado, ¿eh? Aunque ciertas personas hayan querido, a la postre, atribuirse el mérito...
Luego Kagetsuna pidió otro cucurucho de pescado rebozado con papas, y el cocinero asintió para hacerle saber que había captado la comanda. Con gesto mecánico, Yemi Sin Yemas se puso a rebozar más trozos de pescado mientras la freidora bullía con un suave burbujeo.
Mientras, Akame degustaba su manjar escuchando a lo que el chico del parche tenía que decirle. «Así que sí la conoces...» ¿No sabía su nombre pero sí era capaz de criticarla? «Tal vez sea divertido juntar a estos dos», pensó el Uchiha con cierta guasa. Así, trató de llamar la atención de la rubia con un gesto de su mano derecha.
—¡Oye, kunoichi-san! Siéntate a degustar este pescado tan delicioso con nosotros. Hace tiempo que no me cruzo con un ninja de Amegakure... ¡Y ha querido el destino que hoy seáis dos!
Entonces se volvió hacia el chico de pelo violeta, que todavía no se había presentado.
—¿Cómo es tu nombre, shinobi de la Lluvia?