12/04/2018, 22:22
El elevador comenzó a ascender, todos nos manteníamos en un silencio sepulcral, solo se escuchaba el ruido del mecanismo que nos impulsaba hacia arriba, hasta cierto punto en el cual Ryuunosuke comenzó a chirriar sus dientes entre sí, haciendo que todo el ambiente se volviera más incómodo, no pude evitar observar al joven Sarutobi para ver sí notaba la presión y cesaba, pero fue hasta que Koutetsu se manifestó que él expuso los motivos de su inquietud.
—Hay algo que apesta respecto a todo este asunto — Manifestó con seguridad, incluso se podía sentir cierta rabia en sus palabras—: Los Seltkalt no son de tomar prisioneros…
—Quizá están cambiando su modus operandi.— Dije buscando alguna solución lógica, era la más fácil de pensar desde mi punto de vista. No obstante, el peliblanco fue más directo, ¿para que dar chance a la duda sí teníamos a un experto del tema con nosotros? Desafortunadamente, Shinda confirmó las palabras de su sobrino, explicó que su manera de actuar era más violenta y sanguinaria, asesinando y marchandose; en un par de segundos el guardián empezó a darse cuenta de los detalles de la situación y a desenredar el asunto con cierta facilidad, hasta tal punto de llegar a una conclusión factible:
»Eso, me parece, deja solo dos posibilidades, la primera, que su líder sea lo suficientemente fuerte como para creer que puede vencer el solo a Ryūnosuke y a cualquier refuerzo; la segunda, que su objetivo sea otro más allá de nuestra compresión y que esto sea solo una distracción o una engañifa.
Con aquella declaración quedaron muchos más dudas en mi interior de las que tenía al ingresar, con el final de las palabras del anciano el ascensor se detuvo en seco, la tensión creció aún más; una vez las puertas se abrieron sentí una corriente helada, frío que se acrecentó más en el interior del elevador.
—Dejen de perder el tiempo con razonamientos y teorías inútiles, y despierten a esa niña, la voy a necesitar. Mandó de mala manera, como sí nosotros fuésemos sus súbditos y él nuestro rey.
El anciano se acercó a la princesa y aplicó un poco de presión en la nuca de la misma, ésta salió de su estado y abrió lentamente los ojos, se encontraba somnolienta y demostraba cierto estado de confusión también.
—¡He, tu, niña! Necesito que respondas mis preguntas.
"Que pesado es..." Suspiré por como se estaba tornando aquel interrogatorio.
—¡Bruto, salvaje, no respuestas! — respondió de la manera más infantil que se le ocurrió, mostrandole la lengua al joven Sarutobi
Más, la situación seguía su curso, por peor que fuera Ryuunosuke no se mantendría en silencio, tampoco buscaría una mejor forma de comunicarse con la pálida. —¿Sabes quién soy cierto? —preguntó con arrogancia—. De seguro atacaron el pueblo aprovechando mi ausencia… ¿Que me puedes decir del líder de tu clan? ¿Qué tan fuerte es?
La princesa Seltkalt no dijo nada más, aunque en su rostro se manifestaban aquellas señales que nos demostraban que el joven la intimidaba, de este ambiente no saldría nada bien, y se empeoraría sí nadie hacía nada al respecto, no obstante, yo no era la persona indicada para intervenir, por lo que me mantuve la margen.
Shinda fue el único que se atrevió a levantar la voz. —Ella es la hermana menor de la actual líder de los Seltkalt. Su líder… Desconozco que tan fuerte pueda ser. Pero… teniendo en cuenta la edad que tenía el último jefe al morir y la de esta chica, ha de ser joven. Y si es capaz de mantener su puesto en una sociedad tribal, patriarcal y guerrera, pues ha de ser muy fuerte.
Ryuunosuke se encontraba un poco escéptico de lo que decía su tío, el moreno que en vez de mantenerse en silencio, decidió intervenir también, cosa que no terminó mejor, el joven Sarutobi simplemente reafirmó lo que acababa de decir y se encaminó.
—Este sujeto es un problema, va a terminar haciendo algo impulsivo e innecesario.— Me comentó.
—Y tú echando más leña al fuego, trata de no contradecirle.— Musité al moreno.
—¡Vamos, caminen! — Ordenó cuando se percató de que nos quedábamos atrás.
Seguimos el camino por el pasillo, era un corredor lujoso e envidiable, pero no era el mejor momento para detenerse a detallar los acabados, éste nos llevó hasta una fuera congelada, como la entrada del hotel, arriba del portal se encontraba un anuncio que la catalogaba como el área de conferencias, Sarutobi se adelantó y con facilidad derritió el glaciar, posó su mano en la madera y antes de abrirla de par en par dudó.
—¿Están preparados? —preguntó.
Miré a Koutetsu en espera a que él dijera que estaba listo, porque yo simplemente no sabía sí realmente lo estaba, pero no había vuelta atrás, me limité a asentir con la cabeza.
Shinda demostró una facción que denotaba desgracia. —Lo más probable es que sus acompañantes estén incapacitados. Si la situación se tuerce, rescátenlos y retírense, no es necesario que mueran aquí.
—Entendido, será mejor que nos encarguemos de evacuar a los rehenes exclusivamente.— Miré al moreno buscando apoyo en lo que acaba de decir.
—Hay algo que apesta respecto a todo este asunto — Manifestó con seguridad, incluso se podía sentir cierta rabia en sus palabras—: Los Seltkalt no son de tomar prisioneros…
—Quizá están cambiando su modus operandi.— Dije buscando alguna solución lógica, era la más fácil de pensar desde mi punto de vista. No obstante, el peliblanco fue más directo, ¿para que dar chance a la duda sí teníamos a un experto del tema con nosotros? Desafortunadamente, Shinda confirmó las palabras de su sobrino, explicó que su manera de actuar era más violenta y sanguinaria, asesinando y marchandose; en un par de segundos el guardián empezó a darse cuenta de los detalles de la situación y a desenredar el asunto con cierta facilidad, hasta tal punto de llegar a una conclusión factible:
»Eso, me parece, deja solo dos posibilidades, la primera, que su líder sea lo suficientemente fuerte como para creer que puede vencer el solo a Ryūnosuke y a cualquier refuerzo; la segunda, que su objetivo sea otro más allá de nuestra compresión y que esto sea solo una distracción o una engañifa.
Con aquella declaración quedaron muchos más dudas en mi interior de las que tenía al ingresar, con el final de las palabras del anciano el ascensor se detuvo en seco, la tensión creció aún más; una vez las puertas se abrieron sentí una corriente helada, frío que se acrecentó más en el interior del elevador.
—Dejen de perder el tiempo con razonamientos y teorías inútiles, y despierten a esa niña, la voy a necesitar. Mandó de mala manera, como sí nosotros fuésemos sus súbditos y él nuestro rey.
El anciano se acercó a la princesa y aplicó un poco de presión en la nuca de la misma, ésta salió de su estado y abrió lentamente los ojos, se encontraba somnolienta y demostraba cierto estado de confusión también.
—¡He, tu, niña! Necesito que respondas mis preguntas.
"Que pesado es..." Suspiré por como se estaba tornando aquel interrogatorio.
—¡Bruto, salvaje, no respuestas! — respondió de la manera más infantil que se le ocurrió, mostrandole la lengua al joven Sarutobi
Más, la situación seguía su curso, por peor que fuera Ryuunosuke no se mantendría en silencio, tampoco buscaría una mejor forma de comunicarse con la pálida. —¿Sabes quién soy cierto? —preguntó con arrogancia—. De seguro atacaron el pueblo aprovechando mi ausencia… ¿Que me puedes decir del líder de tu clan? ¿Qué tan fuerte es?
La princesa Seltkalt no dijo nada más, aunque en su rostro se manifestaban aquellas señales que nos demostraban que el joven la intimidaba, de este ambiente no saldría nada bien, y se empeoraría sí nadie hacía nada al respecto, no obstante, yo no era la persona indicada para intervenir, por lo que me mantuve la margen.
Shinda fue el único que se atrevió a levantar la voz. —Ella es la hermana menor de la actual líder de los Seltkalt. Su líder… Desconozco que tan fuerte pueda ser. Pero… teniendo en cuenta la edad que tenía el último jefe al morir y la de esta chica, ha de ser joven. Y si es capaz de mantener su puesto en una sociedad tribal, patriarcal y guerrera, pues ha de ser muy fuerte.
Ryuunosuke se encontraba un poco escéptico de lo que decía su tío, el moreno que en vez de mantenerse en silencio, decidió intervenir también, cosa que no terminó mejor, el joven Sarutobi simplemente reafirmó lo que acababa de decir y se encaminó.
—Este sujeto es un problema, va a terminar haciendo algo impulsivo e innecesario.— Me comentó.
—Y tú echando más leña al fuego, trata de no contradecirle.— Musité al moreno.
—¡Vamos, caminen! — Ordenó cuando se percató de que nos quedábamos atrás.
Seguimos el camino por el pasillo, era un corredor lujoso e envidiable, pero no era el mejor momento para detenerse a detallar los acabados, éste nos llevó hasta una fuera congelada, como la entrada del hotel, arriba del portal se encontraba un anuncio que la catalogaba como el área de conferencias, Sarutobi se adelantó y con facilidad derritió el glaciar, posó su mano en la madera y antes de abrirla de par en par dudó.
—¿Están preparados? —preguntó.
Miré a Koutetsu en espera a que él dijera que estaba listo, porque yo simplemente no sabía sí realmente lo estaba, pero no había vuelta atrás, me limité a asentir con la cabeza.
Shinda demostró una facción que denotaba desgracia. —Lo más probable es que sus acompañantes estén incapacitados. Si la situación se tuerce, rescátenlos y retírense, no es necesario que mueran aquí.
—Entendido, será mejor que nos encarguemos de evacuar a los rehenes exclusivamente.— Miré al moreno buscando apoyo en lo que acaba de decir.