13/04/2018, 19:17
Datsue, todavía de rodillas, ancló un pie en el suelo y se irguió. Todavía sentía el pulso de su corazón taladrándole los oídos, y pese a que su combate había sido extremadamente corto, se notaba cansado. Como si hubiese corrido un auténtico maratón. Su mente, por otra parte, no paraba de atosigarle con más y más preguntas. ¿Quién habría ayudado a Makoto Masaru a escapar? Imaginaba que un ninja pagado por su familia, infiltrado entre la muchedumbre. Pero, ¿cambiaría aquel acontecimiento el destino de su misión? ¿Les afectaría en algún modo? ¿Y quién era esa mujer a la que Ieakatsu hacía tanto caso?
Por lo pronto, parecía que a los hijos no les hacía mucha gracia. O al menos, a uno de ellos. Y es que, tras entrar en el gran salón a ver su padre, las miradas que le dedicaron a la mujer fueron más que esclarecedoras. «Así que estamos celosos, ¿eh?»
Iekatsu no les dejó por más tiempo en vilo, revelando sus intenciones. Intenciones que fueron recogidas con sorpresa por sus hijos, y uno incluso con frustración. Calculando sus edades a golpe de vista, Datsue sospechaba que era el mayor. Además, eso coincidía perfectamente con la descripción que los parroquianos habían hecho de él.
Cuando el señor feudal puso fin a su corto discurso, hizo disolver a la muchedumbre. Una marea de personas que discurrió como un río tranquilo y sosegado por las grandes puertas del salón. Datsue, a contracorriente, siguió a su Hermano en la presentación, acompañada de una pequeña reverencia de cabeza:
—Uchiha Datsue, de Uzushiogakure no Sato. —Ni palabras grandilocuentes, ni postura orgullosa, ni un tono de voz presumido. Después de su derrota contra un hombre no-ninja, a Datsue se le habían acabado las ganas de pavonearse como un gallito de corral.
Por lo pronto, parecía que a los hijos no les hacía mucha gracia. O al menos, a uno de ellos. Y es que, tras entrar en el gran salón a ver su padre, las miradas que le dedicaron a la mujer fueron más que esclarecedoras. «Así que estamos celosos, ¿eh?»
Iekatsu no les dejó por más tiempo en vilo, revelando sus intenciones. Intenciones que fueron recogidas con sorpresa por sus hijos, y uno incluso con frustración. Calculando sus edades a golpe de vista, Datsue sospechaba que era el mayor. Además, eso coincidía perfectamente con la descripción que los parroquianos habían hecho de él.
Cuando el señor feudal puso fin a su corto discurso, hizo disolver a la muchedumbre. Una marea de personas que discurrió como un río tranquilo y sosegado por las grandes puertas del salón. Datsue, a contracorriente, siguió a su Hermano en la presentación, acompañada de una pequeña reverencia de cabeza:
—Uchiha Datsue, de Uzushiogakure no Sato. —Ni palabras grandilocuentes, ni postura orgullosa, ni un tono de voz presumido. Después de su derrota contra un hombre no-ninja, a Datsue se le habían acabado las ganas de pavonearse como un gallito de corral.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado