14/04/2018, 23:37
Todo había quedado aclarado, y había sido mucho más fácil de lo que había previsto el médico. Quizás era porque estaba acostumbrado al carácter y la cabezonería de su hija...
Otro problema con el que también tendría que lidiar. Y este iba a ser mucho más complicado.
—Bien. Informaré de lo que ocurrió realmente a Arashikage-sama para que levante la vigilancia sobre Ayame e intentaré hablar con ella. Aunque esta condenada chiquilla... —añadió, con un sonoro suspiro mientras se frotaba el puente de la nariz con dos dedos—. Estoy seguro de que no se quedará tranquila hasta que te vea y hable contigo.
El médico se dirigió a la puerta, pero justo antes de llegar a salir, Daruu le interceptó por última vez.
—Una última cosa. Nada... Sólo quería... darte las gracias por cuidar siempre de nosotros. En el fondo supongo... que eres lo más parecido que he tenido nunca a un padre.
Zetsuo se quedó momentáneamente mudo, observando a Daruu con su habitual gesto de hierro afilado. Al final, terminó por sacudir la cabeza y salir de la habitación del chico.
—Bah.
Aunque odiaba admitirlo, pero desde que le había tomado como pupilo, le había cogido cierto cariño.
Igual que a la loca de su madre.
Otro problema con el que también tendría que lidiar. Y este iba a ser mucho más complicado.
—Bien. Informaré de lo que ocurrió realmente a Arashikage-sama para que levante la vigilancia sobre Ayame e intentaré hablar con ella. Aunque esta condenada chiquilla... —añadió, con un sonoro suspiro mientras se frotaba el puente de la nariz con dos dedos—. Estoy seguro de que no se quedará tranquila hasta que te vea y hable contigo.
El médico se dirigió a la puerta, pero justo antes de llegar a salir, Daruu le interceptó por última vez.
—Una última cosa. Nada... Sólo quería... darte las gracias por cuidar siempre de nosotros. En el fondo supongo... que eres lo más parecido que he tenido nunca a un padre.
Zetsuo se quedó momentáneamente mudo, observando a Daruu con su habitual gesto de hierro afilado. Al final, terminó por sacudir la cabeza y salir de la habitación del chico.
—Bah.
Aunque odiaba admitirlo, pero desde que le había tomado como pupilo, le había cogido cierto cariño.
Igual que a la loca de su madre.