15/04/2018, 00:17
La puerta fue abriéndose lentamente según Ryuunosuke quería, lo primero que fui capaz de sentir fue una ráfaga de aire frío, brisa que hizo que mi piel se erizara; la entrada quedó abierta de par en par para nosotros demostrando una gran sala de dimensiones envidiables, al final de la misma se encontraba un Seltkalt sentado en una gran silla, en lo que parecía ser una especie de trono.
—Es idéntica a Sepayauitl — Murmuró el moreno, su voz se escuchó tan baja que dudaba en sí en verdad lo había dicho o no, pero ahora que consideraba sus palabras no podían estar más acertadas que nunca.
"¿Serán hermanas?"
Mientras detallaba la figura de la líder, podía sentir como ella se encontraba de lo más tranquila y cómoda, demostraba una actitud llena de confianza, incluso podría decir que tenía la situación bajo control. Detrás de ella se encontraban varias personas, supuse eran los rehenes, entre los cuales pude identificar sin dificultad a Hazegawa, Naomi y Kazushiro; todos tenían un estado deplorable, a excepción del Sarutobi, que se encontraba con una actitud rara, estaba de pie al lado de aquel trono.
—¡Bienvenidos, invasores y foráneos! —dijo la Seltkalt desde su trono.
—Habla perfectamente.— Miré a la princesa, quién a duras penas lograba comunicarse, incluso los guerreros de antes se comunicaba con señas con la misma, era momento de considerar que la líder tenía un intelecto mayor a los demás, o había tenido contacto por un largo tiempo con humanos.
El joven Sarutobi dejó en claro que dejara en libertad a Kazushiro, la única respuesta que obtuvo fue que no se encontraba en posición de hacer exigencias, incluso se le titulo de profanador. Ryuunosuke ni corto ni perezoso exhibió a la princesa, dando a entender que nosotros también teníamos un rehén, no obstante, Sesekpan ni se inmutó, permaneció imperturbable, por lo menos a mis ojos, se presentó como la auténtica líder de su clan y entonces acusó al pelinegro de querer anotar más punto en su contra. En pocas palabras ambas partes expusieron que se eran producto de generaciones de guerra, de pecado, de asesinatos a sangre fría y demás.
La situación se puso más tensa aún cuando ella declaró que en esta oportunidad habían recurrido a algo, y ese algo fue la gota que derramó el vaso, Sarutobi había bajado un poco la guardia, pero no dejaba de realizar ofensivas verbales, etiquetando a los Seltkalt de monstruos; no obstante, mientras más hablaban más me parecía que los nativos de las llanuras tenían razones y motivos para actuar de la manera en que lo hacían.
Sesekpan reveló que no era un venganza, que pudo haber acabado con la vida de los rehenes y pueblerinos como habían apagado la vida de su progenitor, eso no era lo que ella venía a hacer, ella simplemente quería algo que se le arrebató a su tribu, algo importante y que aparentemente fue negociado. Según demostró Ryuunosuke permanecía ajeno a lo que manifestaba la nativa, entonces explicó lo ocurrido con las reliquias del pueblo Seltkalt, todo expresado con un tono de indignación, tono que se me hacía difícil no simpatizar con él.
Shinda no objeto nada y Ryuunosuke se quedó sin palabras.
Los prisioneros fueron liberados por sugerencia del joven Sarutobi, cosa que a la líder le tenía sin cuidado y aceptó sin decir nada, simplemente movió su mano como quien deja ir algo y ellos se acercaron.
Mis ojos siguieron los pasos del ojiblanco hacia mi, un poco torpes y algo lentos, seguía un tanto aturdido, me acerqué a él sin dudarlo para ayudarle. —¿Estás bien?— Pregunté con tono de preocupación.
—Kei-chan, ¿dónde estabas?— Cuestionó con tono bajo. —Eso creo, estoy un poco mareado.— Admitió. Ambos dimos un par de pasos hacia la puerta, miré a Koutetsu y su encuentro con Naomi.
Todo parecía muy fácil, aquel acto transcurrió con tranquilidad, cualquiera diría que algo andaba mal... Entonces caí en cuenta. —Koutetsu, ¿lo sientes?— Quería confirmarlo. —No puedo usar chakra...
—Es idéntica a Sepayauitl — Murmuró el moreno, su voz se escuchó tan baja que dudaba en sí en verdad lo había dicho o no, pero ahora que consideraba sus palabras no podían estar más acertadas que nunca.
"¿Serán hermanas?"
Mientras detallaba la figura de la líder, podía sentir como ella se encontraba de lo más tranquila y cómoda, demostraba una actitud llena de confianza, incluso podría decir que tenía la situación bajo control. Detrás de ella se encontraban varias personas, supuse eran los rehenes, entre los cuales pude identificar sin dificultad a Hazegawa, Naomi y Kazushiro; todos tenían un estado deplorable, a excepción del Sarutobi, que se encontraba con una actitud rara, estaba de pie al lado de aquel trono.
—¡Bienvenidos, invasores y foráneos! —dijo la Seltkalt desde su trono.
—Habla perfectamente.— Miré a la princesa, quién a duras penas lograba comunicarse, incluso los guerreros de antes se comunicaba con señas con la misma, era momento de considerar que la líder tenía un intelecto mayor a los demás, o había tenido contacto por un largo tiempo con humanos.
El joven Sarutobi dejó en claro que dejara en libertad a Kazushiro, la única respuesta que obtuvo fue que no se encontraba en posición de hacer exigencias, incluso se le titulo de profanador. Ryuunosuke ni corto ni perezoso exhibió a la princesa, dando a entender que nosotros también teníamos un rehén, no obstante, Sesekpan ni se inmutó, permaneció imperturbable, por lo menos a mis ojos, se presentó como la auténtica líder de su clan y entonces acusó al pelinegro de querer anotar más punto en su contra. En pocas palabras ambas partes expusieron que se eran producto de generaciones de guerra, de pecado, de asesinatos a sangre fría y demás.
La situación se puso más tensa aún cuando ella declaró que en esta oportunidad habían recurrido a algo, y ese algo fue la gota que derramó el vaso, Sarutobi había bajado un poco la guardia, pero no dejaba de realizar ofensivas verbales, etiquetando a los Seltkalt de monstruos; no obstante, mientras más hablaban más me parecía que los nativos de las llanuras tenían razones y motivos para actuar de la manera en que lo hacían.
Sesekpan reveló que no era un venganza, que pudo haber acabado con la vida de los rehenes y pueblerinos como habían apagado la vida de su progenitor, eso no era lo que ella venía a hacer, ella simplemente quería algo que se le arrebató a su tribu, algo importante y que aparentemente fue negociado. Según demostró Ryuunosuke permanecía ajeno a lo que manifestaba la nativa, entonces explicó lo ocurrido con las reliquias del pueblo Seltkalt, todo expresado con un tono de indignación, tono que se me hacía difícil no simpatizar con él.
Shinda no objeto nada y Ryuunosuke se quedó sin palabras.
Los prisioneros fueron liberados por sugerencia del joven Sarutobi, cosa que a la líder le tenía sin cuidado y aceptó sin decir nada, simplemente movió su mano como quien deja ir algo y ellos se acercaron.
Mis ojos siguieron los pasos del ojiblanco hacia mi, un poco torpes y algo lentos, seguía un tanto aturdido, me acerqué a él sin dudarlo para ayudarle. —¿Estás bien?— Pregunté con tono de preocupación.
—Kei-chan, ¿dónde estabas?— Cuestionó con tono bajo. —Eso creo, estoy un poco mareado.— Admitió. Ambos dimos un par de pasos hacia la puerta, miré a Koutetsu y su encuentro con Naomi.
Todo parecía muy fácil, aquel acto transcurrió con tranquilidad, cualquiera diría que algo andaba mal... Entonces caí en cuenta. —Koutetsu, ¿lo sientes?— Quería confirmarlo. —No puedo usar chakra...