15/04/2018, 17:41
Al igual que Hazegawa, Naomi se encontraba un poco mareada, pero nada de que preocuparse según refería ella. Kazushiro fue el único que no pudo acercarse a reencontrarse con sus familiares, pero era evidente que sería parte del cambio con la princesa.
Ahora, había una situación más importante que resolver, y eso era el saber porqué no podía utilizar chakra, Shinda quién nos escuchó con claridad se encargó de dar una explicación, revelando que de esa manera había sido lesionado sus sistema circulatorio de chakra y por ello no podía moldear chakra nunca más.
—En pocas palabras es como sí nuestro sistema circulatorio estuviese congelado, me sorprende la exactitud con que solo afecta al sistema del chakra y no al sanguíneo por igual.— Admití interesado en el mecanismo de acción de aquella habilidad tan peculiar.
En cuanto vi que todos los rehenes marcharse supe que era una de las mejores opciones para mi hermano, después de todo no se encontraba en mejores condiciones. —Haze, yo creo que... —
—No.— Cortó sin dejarme terminar la oración, seguramente sabía que iba a decirle.
—Pero...— Insistí.
—Que no.— Replicó y entonces se separó de mi, manteniéndose por sí solo.
—No estás en condiciones.
—Que estoy bien, mira joder, ya no siento mal; y no voy a dejar a mi hermanito menor aquí, sólo.— Sentenció, sabía que no podría hacer nada para convencerle.
"Que terco es!"
—¡Andando! —Ordenó Ryuunosuke para posteriormente empujar a la princesa. El intercambio final comenzó y ambas personas caminaron en dirección hacia sus familiares, no obstante, cada uno estaba tomando ciertas precauciones, daban pasos bastantes lentos.
—Shinda-san, ¿qué eran esas reliquias a las que se refería? —preguntó el peliblanco.
—Pues… Viendo lo lejos que han llegado, solo puede tratarse de amoxtin uejkani (el códice de lo inmemorial): Por lo que he investigado, se trata de una serie de ocho tablillas que contienen todo lo referente a los orígenes de su pueblo. Las mismas están hechas de un hielo cristalino que jamás se derrite, entregadas a ellos por la benevolencia de los dioses primigenios que partieron de este mundo… Semejantes artefactos han de tener un valor inconmensurable entre los coleccionistas de antigüedades; pero su valor ha de ser más grande para los Seltkalt, pues debió ser como si robaran el único recuerdo verdadero de su identidad.
—Deben tener sus secretos, sus técnicas y demás... Es algo inmensamente valioso para ellos...
Justo en el momento en que ambos rehenes se interceptaron, fue cuando Kazushiro actuó, tomó desprevenida a la princesa de los Seltkalt y entonces utilizó su brazo para estrangularla, sin ningún tipo de piedad; aprovechó la oportunidad para ordenar a su sobrino aniquilar con la vida de la líder de aquello nativos. La batalla dio inicio con el choque de ambos guerreros, pero al ver los movimientos de Sesekpan se podía ver como buscaba la manera de rescatar a su hermana, no atacaba directamente al pelinegro sino quería abrir una brecha.
—Es un sucio, traidor e inmoral.— Comentó entre dientes el ojiblanco al ver como se tornaba la situación.
Suspiré, no sabía que hacer, ayudar a la princesa, separarlos, no estorbar...
Mientras esperaba, podía sentir ráfagas de aire frías y calientes, entre cada técnica, podía ver como la princesa y el líder del clan Sarutobi forcejeaban entre ellos buscando la dominación; cualquier podría decir que estaba viendo una pelea épica, en los mejores puestos que alguien podria tener.
Ahora, había una situación más importante que resolver, y eso era el saber porqué no podía utilizar chakra, Shinda quién nos escuchó con claridad se encargó de dar una explicación, revelando que de esa manera había sido lesionado sus sistema circulatorio de chakra y por ello no podía moldear chakra nunca más.
—En pocas palabras es como sí nuestro sistema circulatorio estuviese congelado, me sorprende la exactitud con que solo afecta al sistema del chakra y no al sanguíneo por igual.— Admití interesado en el mecanismo de acción de aquella habilidad tan peculiar.
En cuanto vi que todos los rehenes marcharse supe que era una de las mejores opciones para mi hermano, después de todo no se encontraba en mejores condiciones. —Haze, yo creo que... —
—No.— Cortó sin dejarme terminar la oración, seguramente sabía que iba a decirle.
—Pero...— Insistí.
—Que no.— Replicó y entonces se separó de mi, manteniéndose por sí solo.
—No estás en condiciones.
—Que estoy bien, mira joder, ya no siento mal; y no voy a dejar a mi hermanito menor aquí, sólo.— Sentenció, sabía que no podría hacer nada para convencerle.
"Que terco es!"
—¡Andando! —Ordenó Ryuunosuke para posteriormente empujar a la princesa. El intercambio final comenzó y ambas personas caminaron en dirección hacia sus familiares, no obstante, cada uno estaba tomando ciertas precauciones, daban pasos bastantes lentos.
—Shinda-san, ¿qué eran esas reliquias a las que se refería? —preguntó el peliblanco.
—Pues… Viendo lo lejos que han llegado, solo puede tratarse de amoxtin uejkani (el códice de lo inmemorial): Por lo que he investigado, se trata de una serie de ocho tablillas que contienen todo lo referente a los orígenes de su pueblo. Las mismas están hechas de un hielo cristalino que jamás se derrite, entregadas a ellos por la benevolencia de los dioses primigenios que partieron de este mundo… Semejantes artefactos han de tener un valor inconmensurable entre los coleccionistas de antigüedades; pero su valor ha de ser más grande para los Seltkalt, pues debió ser como si robaran el único recuerdo verdadero de su identidad.
—Deben tener sus secretos, sus técnicas y demás... Es algo inmensamente valioso para ellos...
Justo en el momento en que ambos rehenes se interceptaron, fue cuando Kazushiro actuó, tomó desprevenida a la princesa de los Seltkalt y entonces utilizó su brazo para estrangularla, sin ningún tipo de piedad; aprovechó la oportunidad para ordenar a su sobrino aniquilar con la vida de la líder de aquello nativos. La batalla dio inicio con el choque de ambos guerreros, pero al ver los movimientos de Sesekpan se podía ver como buscaba la manera de rescatar a su hermana, no atacaba directamente al pelinegro sino quería abrir una brecha.
—Es un sucio, traidor e inmoral.— Comentó entre dientes el ojiblanco al ver como se tornaba la situación.
Suspiré, no sabía que hacer, ayudar a la princesa, separarlos, no estorbar...
Mientras esperaba, podía sentir ráfagas de aire frías y calientes, entre cada técnica, podía ver como la princesa y el líder del clan Sarutobi forcejeaban entre ellos buscando la dominación; cualquier podría decir que estaba viendo una pelea épica, en los mejores puestos que alguien podria tener.