16/04/2018, 10:04
A esas alturas, Daruu y Datsue se habían dejado de entender. Al menos, habían dejado de entenderse en oonindés. Ahora hablaban un lenguaje más primitivo, un lenguaje que precedía incluso al propio ser humano. ¿Sabéis de qué lenguaje os estoy hablando, verdad? Exacto. El lenguaje de las hostias.
Datsue echó de nuevo a correr hacia Daruu, puño en ristre. Daruu hizo lo mismo.
—¡Fill de putaaaaaaaa!
El alcohol no es muy amigo de la medición de distancias. Datsue y Daruu creyeron encontrarse más lejos de lo que de verdad se encontraban. De modo que sus cabezas chocaron como dos cocos, produciendo un sonido hueco y tumbándoles en el suelo.
—Ay, ay, ay, ay...
»Oye, ey. EEEEEEEy, tío. Oye, esperra un momentio —balbuceó Daruu—. Eshto parece la eshcena cómica de una película tío. ¿No habiash intentado desir algo antesh de una pe-película? Erda aljo malo. Eshtoy zeguro.
Datsue echó de nuevo a correr hacia Daruu, puño en ristre. Daruu hizo lo mismo.
—¡Fill de putaaaaaaaa!
El alcohol no es muy amigo de la medición de distancias. Datsue y Daruu creyeron encontrarse más lejos de lo que de verdad se encontraban. De modo que sus cabezas chocaron como dos cocos, produciendo un sonido hueco y tumbándoles en el suelo.
—Ay, ay, ay, ay...
»Oye, ey. EEEEEEEy, tío. Oye, esperra un momentio —balbuceó Daruu—. Eshto parece la eshcena cómica de una película tío. ¿No habiash intentado desir algo antesh de una pe-película? Erda aljo malo. Eshtoy zeguro.