16/04/2018, 12:33
—¡Ayame-chan, eso sería...! —murmuró la mujer, rompiendo a llorar de repente. Ayame se inclinó hacia delante, en un amago de ir a apoyar la mano en su hombro, pero Daruu se le adelantó—. ¡...eso sería... eso sería una gran ayuda! Muchas gracias, de corazón.
A Ayame se le hizo un nudo en la garganta al ver a la mujer tan emocionada, y poco faltó para que se echara a llorar ella también.
—Ayame-chan, yo también te lo agradezco —intervino Daruu—. Eres increíble, Ayame. Ahora que estamos en estas... circunstancias, quiero que pienses qué es lo verdaderamente importante. No haces más que infravalorarte y sé de buena gana que quieres sorprender a tu padre, pero piensa en el bien que estás haciendo a mi madre con tu técnica.
Ella volvió a morderse el labio inferior, apretando con aún más fuerza los puños contra las rodillas. El nudo en la garganta la estaba estrangulando y sus ojos le escocían terriblemente.
—Es por estas cosas que merece la pena aprender Ninjutsu —Daruu también se había echado a llorar, y Ayame no pudo retenerlo por más tiempo.
—Es... es lo que menos puedo hacer... —murmuró. Si fuera por ella recuperaría encantada sus ojos y se los devolvería. Si por ella fuera, le crearía unos nuevos con sus propios medios. Pero aquellos dones no estaban al alcance de sus manos... sólo la venganza de aquella mujer rubia de ojos verdes.
«Tengo que saber más de ella para encontrarla... Pero no le puedo preguntar a Daruu al respecto... ¿Cómo lo haré entonces?»
—Aún así, no es una visión perfecta... —añadió entonces, apenada por no poder ofrecer una solución mejor—. Con esa técnica puedo detectar siluetas, formas, tamaños... pero no ver como lo haría normalmente. Además, ahora mismo estoy intentando mejorarla para poder mantener la ecolocalización en el tiempo, porque de momento sólo puedo utilizarla en forma de p...
Ayame se interrumpió de golpe cuando la puerta se abrió de golpe. Zetsuo entró en la habitación, observándolos con gesto grave, mientras sostenía en sus brazos una nueva bandeja de comida.
—Os he estado buscando por todas las habitaciones, ¿qué cojones se supone que hacéis en esta reunión clandestina? —Dejó la bandeja directamente sobre las rodillas de Ayame y la señaló con un dedo—. Y hoy, niña, vas a comer quieras o no quieras. Así que no me obligues a paralizarte en la cama para darte yo mismo de comer.
La muchacha volvió a sonrojarse al imaginar lo humillante de la situación. Y cuando su mirada se cruzó con la de su padre, este entrecerró los ojos peligrosamente.
A Ayame se le hizo un nudo en la garganta al ver a la mujer tan emocionada, y poco faltó para que se echara a llorar ella también.
—Ayame-chan, yo también te lo agradezco —intervino Daruu—. Eres increíble, Ayame. Ahora que estamos en estas... circunstancias, quiero que pienses qué es lo verdaderamente importante. No haces más que infravalorarte y sé de buena gana que quieres sorprender a tu padre, pero piensa en el bien que estás haciendo a mi madre con tu técnica.
Ella volvió a morderse el labio inferior, apretando con aún más fuerza los puños contra las rodillas. El nudo en la garganta la estaba estrangulando y sus ojos le escocían terriblemente.
—Es por estas cosas que merece la pena aprender Ninjutsu —Daruu también se había echado a llorar, y Ayame no pudo retenerlo por más tiempo.
—Es... es lo que menos puedo hacer... —murmuró. Si fuera por ella recuperaría encantada sus ojos y se los devolvería. Si por ella fuera, le crearía unos nuevos con sus propios medios. Pero aquellos dones no estaban al alcance de sus manos... sólo la venganza de aquella mujer rubia de ojos verdes.
«Tengo que saber más de ella para encontrarla... Pero no le puedo preguntar a Daruu al respecto... ¿Cómo lo haré entonces?»
—Aún así, no es una visión perfecta... —añadió entonces, apenada por no poder ofrecer una solución mejor—. Con esa técnica puedo detectar siluetas, formas, tamaños... pero no ver como lo haría normalmente. Además, ahora mismo estoy intentando mejorarla para poder mantener la ecolocalización en el tiempo, porque de momento sólo puedo utilizarla en forma de p...
Ayame se interrumpió de golpe cuando la puerta se abrió de golpe. Zetsuo entró en la habitación, observándolos con gesto grave, mientras sostenía en sus brazos una nueva bandeja de comida.
—Os he estado buscando por todas las habitaciones, ¿qué cojones se supone que hacéis en esta reunión clandestina? —Dejó la bandeja directamente sobre las rodillas de Ayame y la señaló con un dedo—. Y hoy, niña, vas a comer quieras o no quieras. Así que no me obligues a paralizarte en la cama para darte yo mismo de comer.
La muchacha volvió a sonrojarse al imaginar lo humillante de la situación. Y cuando su mirada se cruzó con la de su padre, este entrecerró los ojos peligrosamente.