16/04/2018, 18:46
«¿Una prueba, dice?»
Datsue parpadeó varias veces mientras contemplaba de nuevo el pergamino, perplejo. ¿Qué tipo de prueba podía ser aquella? Fuese la que fuese, Morihei ni parecía dispuesto ni tenía los conocimientos necesarios para revelarles más.
Su Hermano fue el primero en activar el Sharingan, buscando algún rastro de chakra. No parecía haberlo. ¿Acaso era algún tipo de fūinjutsu oculto con alguna clave compleja? O, como en la mayoría de los casos, ¿se trataba de algo más sencillo? Quizá…
—Un acertijo —respondió por él, Jirō, que se había encontrado con ellos en el exterior del castillo. Había en él un deje de astucia, una mirada zorruna, que le recordaba a sí mismo. Y eso era de desconfiar—. Típico de mi padre, aunque si he de ser sincero diré que hacía mucho que no le veía con fuerzas para sacar brillo a su ingenio. Tal vez yo pueda ayudaros a resolverlo.
«Tal vez...»
—Se lo agradecemos enormemente, Jiro-sama —dijo, tras un momento de duda, con una pequeña reverencia—. Pero en vista de que el acertijo fue puesto para nosotros, creo que lo intentaremos por nuestra cuenta —dijo, con una sonrisa amable.
Datsue todavía no alcanzaba a comprender, ni siquiera a vislumbrar, la capa superficial de los entresijos que allí se cocían. Quizá las riñas familiares por hacerse con el poder una vez el señor abandonase el trono eran simples imaginaciones suyas, fruto de una mente demasiado creativa y con fuertes prejuicios a base de tanto leer historias sobre traiciones. Pero, lo que sí sabía, era que Iekatsu les quería a ellos y no a sus hijos como acompañantes y guardias en su partida. Y Datsue no iba a hacer nada por ir en contra de sus deseos.
Si algo había aprendido fracasando en el examen Chunin, es que un ninja no debe hacer ni más ni menos de lo que se le pide en una misión. Una lección que se le quedaría grabada en la retina por siempre.
Datsue parpadeó varias veces mientras contemplaba de nuevo el pergamino, perplejo. ¿Qué tipo de prueba podía ser aquella? Fuese la que fuese, Morihei ni parecía dispuesto ni tenía los conocimientos necesarios para revelarles más.
Su Hermano fue el primero en activar el Sharingan, buscando algún rastro de chakra. No parecía haberlo. ¿Acaso era algún tipo de fūinjutsu oculto con alguna clave compleja? O, como en la mayoría de los casos, ¿se trataba de algo más sencillo? Quizá…
—Un acertijo —respondió por él, Jirō, que se había encontrado con ellos en el exterior del castillo. Había en él un deje de astucia, una mirada zorruna, que le recordaba a sí mismo. Y eso era de desconfiar—. Típico de mi padre, aunque si he de ser sincero diré que hacía mucho que no le veía con fuerzas para sacar brillo a su ingenio. Tal vez yo pueda ayudaros a resolverlo.
«Tal vez...»
—Se lo agradecemos enormemente, Jiro-sama —dijo, tras un momento de duda, con una pequeña reverencia—. Pero en vista de que el acertijo fue puesto para nosotros, creo que lo intentaremos por nuestra cuenta —dijo, con una sonrisa amable.
Datsue todavía no alcanzaba a comprender, ni siquiera a vislumbrar, la capa superficial de los entresijos que allí se cocían. Quizá las riñas familiares por hacerse con el poder una vez el señor abandonase el trono eran simples imaginaciones suyas, fruto de una mente demasiado creativa y con fuertes prejuicios a base de tanto leer historias sobre traiciones. Pero, lo que sí sabía, era que Iekatsu les quería a ellos y no a sus hijos como acompañantes y guardias en su partida. Y Datsue no iba a hacer nada por ir en contra de sus deseos.
Si algo había aprendido fracasando en el examen Chunin, es que un ninja no debe hacer ni más ni menos de lo que se le pide en una misión. Una lección que se le quedaría grabada en la retina por siempre.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado