17/04/2018, 01:34
Tras disculparse con el otro shinobi, Nande procedió a sacudirse un poco el trasero para quitar los restos de polvo que pudiesen haberse adherido a su hakama por la caída.
—Así es, he venido para buscar modelos en los que inspirarme para fabricar nuevos prototipos de armas— al uzureño le sorprendió con la facilidad que habían averiguado sus intenciones, aunque pensándolo bien tampoco es que hubiese muchas más cosas que visitar en Taikarune si eras un shinobi —No tiene nada por lo que compensarme aunque le estaría verdaderamente agradecido si me acompañase, es la primera vez que visito esta villa— el chico volvió a hacer una nueva reverencia en señal de agradecimiento
(Parece una persona bastante agradable aunque no debo olvidar que es un miembro de otra aldea... "mantener la cordialidad pero evitar la amistad" recuerda lo que dice el abuelo Nande) pero la verdad es que había algo en aquel muchacho que le agradaba, quizás fuesen sus buenas formas o que no parecía extrañado por su manera de expresarse, además parecía un tipo bastante alegre
—Nishikawa Nande— hizo una reverencia justo en el momento en que el otro chico le alargaba la mano, lo que le descolocó un poco durante un instante, lo justo para recuperar la compostura y alargar la mano para estrechar la de su interlocutor —Encantado—
—Así es, he venido para buscar modelos en los que inspirarme para fabricar nuevos prototipos de armas— al uzureño le sorprendió con la facilidad que habían averiguado sus intenciones, aunque pensándolo bien tampoco es que hubiese muchas más cosas que visitar en Taikarune si eras un shinobi —No tiene nada por lo que compensarme aunque le estaría verdaderamente agradecido si me acompañase, es la primera vez que visito esta villa— el chico volvió a hacer una nueva reverencia en señal de agradecimiento
(Parece una persona bastante agradable aunque no debo olvidar que es un miembro de otra aldea... "mantener la cordialidad pero evitar la amistad" recuerda lo que dice el abuelo Nande) pero la verdad es que había algo en aquel muchacho que le agradaba, quizás fuesen sus buenas formas o que no parecía extrañado por su manera de expresarse, además parecía un tipo bastante alegre
—Nishikawa Nande— hizo una reverencia justo en el momento en que el otro chico le alargaba la mano, lo que le descolocó un poco durante un instante, lo justo para recuperar la compostura y alargar la mano para estrechar la de su interlocutor —Encantado—