17/04/2018, 10:32
(Última modificación: 17/04/2018, 10:32 por Amedama Daruu.)
Daruu se encogió de hombros.
—Pues sólo hay esas dos posibilidades. Que le intente dar pam pam a todo Yukio o arriesgarnos a que nos de pam pam a nosotros por desagradecidos y por malos amigos —dijo—. No lo sé, a lo mejor le podemos convencer de ir nosotros a visitarle de vez en cuando. Aunque sería ponernos en un compromiso muy malo.
Los muchachos continuaron por el túnel durante un largo trecho. De vez en cuando, Daruu oteaba más allá con el Byakugan, por si veían una salida o hallaban algún peligro, o simplemente por si se acercaba Hibagon haciéndole pam pam a las rocas. Afortunadamente, habían agujeros en el techo que, sin ser lo suficientemente grandes como para que subieran por ellos, iluminaban con luz tenue la estructura pétrea.
En una de esas ocasiones, el Hyuuga se detuvo, y puso una mano a Kaido en el pecho para que hiciese lo mismo.
—Alto, Kaido —susurró—. Ahí delante hay un grupo de personas alrededor de una hoguera. Tienen armas.
—Pues sólo hay esas dos posibilidades. Que le intente dar pam pam a todo Yukio o arriesgarnos a que nos de pam pam a nosotros por desagradecidos y por malos amigos —dijo—. No lo sé, a lo mejor le podemos convencer de ir nosotros a visitarle de vez en cuando. Aunque sería ponernos en un compromiso muy malo.
Los muchachos continuaron por el túnel durante un largo trecho. De vez en cuando, Daruu oteaba más allá con el Byakugan, por si veían una salida o hallaban algún peligro, o simplemente por si se acercaba Hibagon haciéndole pam pam a las rocas. Afortunadamente, habían agujeros en el techo que, sin ser lo suficientemente grandes como para que subieran por ellos, iluminaban con luz tenue la estructura pétrea.
En una de esas ocasiones, el Hyuuga se detuvo, y puso una mano a Kaido en el pecho para que hiciese lo mismo.
—Alto, Kaido —susurró—. Ahí delante hay un grupo de personas alrededor de una hoguera. Tienen armas.