17/04/2018, 10:39
Daruu se había quedado paralizado en el sitio, tan pálido como un papiro. Pero Zetsuo estaba lejos de quedarse paralizado. Su pecho subía y bajaba con cada respiración, agitado, como si se estuviera conteniendo para no romper la también la ventana y salir por ella.
—¡Los dos le dijimos que no fuera! —protestó el chico—. ¡Le dije que no quería bajo ningún concepto que lo hiciese, maldita sea!
—¡Pero resulta que tiene la jodida costumbre de hacer lo que le da la puta gana!
De pronto, Daruu comenzó a entrelazar las manos en varios sellos, y Zetsuo lo contempló con ojos entrecerrados.
—¡Permiso para obtener el alta, director de hospital! —exclamó, y Zetsuo supo que, con permiso o sin él, Daruu se marcharía. De todas maneras, no estaba en sus prioridades negárselo en aquel momento—. Y si quieres venir conmigo, más vale que te agarres y cierres los ojos.
El médico se acercó a él, serio como Daruu sólo le había visto una vez.
—Permiso concedido —asintió, apoyando la mano en su hombro.
—¡Los dos le dijimos que no fuera! —protestó el chico—. ¡Le dije que no quería bajo ningún concepto que lo hiciese, maldita sea!
—¡Pero resulta que tiene la jodida costumbre de hacer lo que le da la puta gana!
De pronto, Daruu comenzó a entrelazar las manos en varios sellos, y Zetsuo lo contempló con ojos entrecerrados.
—¡Permiso para obtener el alta, director de hospital! —exclamó, y Zetsuo supo que, con permiso o sin él, Daruu se marcharía. De todas maneras, no estaba en sus prioridades negárselo en aquel momento—. Y si quieres venir conmigo, más vale que te agarres y cierres los ojos.
El médico se acercó a él, serio como Daruu sólo le había visto una vez.
—Permiso concedido —asintió, apoyando la mano en su hombro.