17/04/2018, 10:47
—Permiso concedido —asintió Zetsuo, y apoyó una mano sobre su hombro. Daruu tuvo la intuición de que ya sabía lo que estaba punto de hacer.
Una enfermera que había acudido para ver qué había sido el golpe con el que el jefe de hospital había roto la mesa ahogó un grito cuando Daruu dio una palmada y las dos personas que ocupaban la habitación desaparecieron en un destello rojizo.
Si todo iba bien, Zetsuo y un Daruu vestido con una bata de hospital —un outfit tan poco profesional como humillante— caerían en las arenas de la Playa de Amenokami donde Daruu había perdido los ojos...
...y donde había dejado un buen charco de sangre antes de teletransportarse de vuelta a Amegakure.
Una enfermera que había acudido para ver qué había sido el golpe con el que el jefe de hospital había roto la mesa ahogó un grito cuando Daruu dio una palmada y las dos personas que ocupaban la habitación desaparecieron en un destello rojizo.
Si todo iba bien, Zetsuo y un Daruu vestido con una bata de hospital —un outfit tan poco profesional como humillante— caerían en las arenas de la Playa de Amenokami donde Daruu había perdido los ojos...
...y donde había dejado un buen charco de sangre antes de teletransportarse de vuelta a Amegakure.