17/04/2018, 11:21
(Última modificación: 17/04/2018, 11:38 por Amedama Daruu.)
Mientras de Zetsuo aterrizó con total normalidad, a Daruu le fallaron las piernas y cayó, y rodó por la arena de la playa mientras el hombre gritaba improperios a su hija. Escuchó los golpes al otro lado de la mirada.
—¡Zetsuo, basta!
Daruu se levantó con dificultad y miró a Ayame con ojos implorantes.
—Ayame, te dije que no fueras a por ella —dijo Daruu—. Te pedí expresamente que no lo hicieras.
Daruu sollozó, y empezó a llorar en silencio.
—Para mí es muy difícil haber perdido los ojos, y más difícil todavía aceptar la situación de mamá —dijo—, pero no sería capaz de soportar perder a nadie más. Por favor, detente, Ayame. Te lo pido por favor.
Se levantó, no sin dificultades, y empezó a acercarse a ella.
—Cuando tu padre vino a mi habitación, preocupadísimo, me teletransporté aquí. —Se señaló la bata, manchada toda de arena—. Mira cómo voy vestido. Por Dios, Ayame, mira cómo he venido a por ti.
»No corrí a vengarme. Pero sí corrí para venir a salvarte de cometer una locura. ¡Ayame, lo importante es proteger a los demás! ¡Y a veces, la mejor manera de protegerlos es entender dónde están nuestros límites!
»Si Naia amenazase con atacar de nuevo a mis seres queridos, seré el primero que se opondrá a su camino. Pero no voy a arriesgar más de lo que puedo dar en una escalada de venganza que no conseguiría nada. Esa mujer ya está en el Libro Bingo. Ya es enemiga de Amegakure. Si alguna vez la detenemos, que sea haciéndolo bien, sirviendo a la aldea, o apoyando a los ANBU. No así.
Daruu negó con la cabeza y le tendió la mano.
—No así, Ayame.
—¡Zetsuo, basta!
Daruu se levantó con dificultad y miró a Ayame con ojos implorantes.
—Ayame, te dije que no fueras a por ella —dijo Daruu—. Te pedí expresamente que no lo hicieras.
Daruu sollozó, y empezó a llorar en silencio.
—Para mí es muy difícil haber perdido los ojos, y más difícil todavía aceptar la situación de mamá —dijo—, pero no sería capaz de soportar perder a nadie más. Por favor, detente, Ayame. Te lo pido por favor.
Se levantó, no sin dificultades, y empezó a acercarse a ella.
—Cuando tu padre vino a mi habitación, preocupadísimo, me teletransporté aquí. —Se señaló la bata, manchada toda de arena—. Mira cómo voy vestido. Por Dios, Ayame, mira cómo he venido a por ti.
»No corrí a vengarme. Pero sí corrí para venir a salvarte de cometer una locura. ¡Ayame, lo importante es proteger a los demás! ¡Y a veces, la mejor manera de protegerlos es entender dónde están nuestros límites!
»Si Naia amenazase con atacar de nuevo a mis seres queridos, seré el primero que se opondrá a su camino. Pero no voy a arriesgar más de lo que puedo dar en una escalada de venganza que no conseguiría nada. Esa mujer ya está en el Libro Bingo. Ya es enemiga de Amegakure. Si alguna vez la detenemos, que sea haciéndolo bien, sirviendo a la aldea, o apoyando a los ANBU. No así.
Daruu negó con la cabeza y le tendió la mano.
—No así, Ayame.