19/04/2018, 13:17
La cara de Daruu se había iluminado al verla; sin embargo, a medida que Ayame iba hablando, se dio cuenta de que, tanto el tono de su voz como el gesto de su rostro, se había apagado súbitamente. De hecho, había vuelto a sentarse en la cama con aire abatido.
—Bien, supongo. Ya casi no me duele. Pero lo del colirio es un fastidio —se rio, pero aquella no era la carcajada a la que Ayame estaba acostumbrada, sino una triste y alicaída.
Ella se sentó junto a él y, algo dubitativa, apoyó la mano sobre su antebrazo.
—¿Seguro que estás bien? —le preguntó, inclinándose sobre él—. ¿Aún... estás molesto conmigo por lo de antes en la playa...? Lo he estado pensando, y he sido una verdadera estúpida... Si no puedo vencerte a ti, ¿cómo pretendía plantarme frente a Naia? —añadió, con una risilla lastimera—. Soy un desastre...
—Bien, supongo. Ya casi no me duele. Pero lo del colirio es un fastidio —se rio, pero aquella no era la carcajada a la que Ayame estaba acostumbrada, sino una triste y alicaída.
Ella se sentó junto a él y, algo dubitativa, apoyó la mano sobre su antebrazo.
—¿Seguro que estás bien? —le preguntó, inclinándose sobre él—. ¿Aún... estás molesto conmigo por lo de antes en la playa...? Lo he estado pensando, y he sido una verdadera estúpida... Si no puedo vencerte a ti, ¿cómo pretendía plantarme frente a Naia? —añadió, con una risilla lastimera—. Soy un desastre...