22/04/2018, 20:33
Alguien apoyó la mano sobre su brazo, y cuando Ayame alzó la mirada se encontró con los vivaces ojos de Daruu. Y con su sonrisa.
—Ya lo estoy haciendo —le respondió—. Cada vez que me pidas entrenar contigo, yo estaré allí. Cada vez que te gane y me pidas que te de consejo para que no vuelva a suceder, yo estaré allí. Y cada vez que quieras hablar de todo, yo estaré allí.
Ayame asintió a duras penas.
—Vale... gracias...
Daruu suspiró y se dejó caer sobre la almohada.
—Ayudadme vosotros a mí un poco —dijo entonces, con una risotada—. Sacadme de este agujero, cada día que paso sin hacer nada es un infierno.
Kōri ladrón ligeramente la cabeza y se reincorporó.
—Veré lo que puedo hacer. Pero la decisión no depende de mí.
Avanzó hacia la puerta de la habitación, pero antes de llegar a salir se dio la vuelta hacia los dos genin.
—Id preparándoos.
Se marchó, y tras varios segundos de quietud Ayame se sentó en un lateral de la cama y observó de reojo a Daruu, recostado.
—Lo siento... Soy un desastre, ¿verdad?
—Ya lo estoy haciendo —le respondió—. Cada vez que me pidas entrenar contigo, yo estaré allí. Cada vez que te gane y me pidas que te de consejo para que no vuelva a suceder, yo estaré allí. Y cada vez que quieras hablar de todo, yo estaré allí.
Ayame asintió a duras penas.
—Vale... gracias...
Daruu suspiró y se dejó caer sobre la almohada.
—Ayudadme vosotros a mí un poco —dijo entonces, con una risotada—. Sacadme de este agujero, cada día que paso sin hacer nada es un infierno.
Kōri ladrón ligeramente la cabeza y se reincorporó.
—Veré lo que puedo hacer. Pero la decisión no depende de mí.
Avanzó hacia la puerta de la habitación, pero antes de llegar a salir se dio la vuelta hacia los dos genin.
—Id preparándoos.
Se marchó, y tras varios segundos de quietud Ayame se sentó en un lateral de la cama y observó de reojo a Daruu, recostado.
—Lo siento... Soy un desastre, ¿verdad?