22/04/2018, 21:59
Koutetsu fue el tercero en intervenir: —Yo creo que no puedes ni debes tratar de borrar el pasado, sino aprender del mismo. Además de eso, creo que lo que más necesitas es paciencia y serenidad… Digo, para ir encontrando tus propias respuestas, poco a poco.
Tras la declaración del moreno hubo un silencio un tanto incómodo, Ryuunosuke estaba interpretando lo que expresamos, así pasaron un par de segundos hasta que finalmente suspiró con cierta resignación. —Bueno, no es mucho, pero es lo más útil que me han dicho desde hace días — expresó con tono de gratitud, mas, seguía con su actitud arrogante—. Hay mucho por hacer, así que les dejo. Que tengan buen viaje.— Y sin más se retiró.
—Es hora de irnos, mi señor — Manifestó la acompañante del peliblanco.
—Sí, adiós, un gusto haberte visto.— Comenté con tono de disgusto e infantil a la vez.
—Vayámonos, Kei-chan.
Abordé el barco en compañía de Hazegawa, Koutetsu y Naomi. Le dí un último vistazo a aquellas tierras gélidas, era una especie de despedida interior, hasta que me percaté de su presencia, le hice una seña al espadachín para indicarle, aunque parecía que él también lo había notado.
Levanté mi mano y la moví en señal de despedida, seguramente me verían.
"No esperaba que vinieran..."
El arrullo de las olas del mar llegó a su fin cuando el barco se detuvo en el puerto del País del Agua, ahora era un hecho de que habíamos dejado atrás las Llanuras del Hielo.
—Estas no fueron las vacaciones que tenía en mente —me dijo el peliblanco —. Sin embargo, creo que podemos considerarnos afortunados por el simple hecho de volver con vida.
—Supongo que fue una sorpresa para todos.— Comenté mientras mis orbes se posaban en el horizonte. —En eso tienes toda la razón, después de que surgió todo el rollo de los Seltkalt era raro el momento en que no pensaba en que podría morir...— Suspiré —Morir tan lejos de mi país, de mi hogar, lejos de mi familia, sólo... Es triste.
»Aunque…, las cosas terminaron de una forma un tanto extraña, me hace preguntarme como les ira de ahora en adelante… Dime, Keisuke-san, ¿te crees capaz de regresar algún día a ver cómo van las cosas?
—Con sinceridad, Koutetsu, pasará un buen tiempo para que piense en volver, no puedo asegurar que no volveré nunca, pero sí podría decir que tendría que pasar bastante tiempo, ¿y tú?— Le pasé la bola para escuchar su declaración.
Sin embargo, la conversación no podría durar mucho tiempo más, Haze se acercó a mi, anunciando: —Ya tengo nuestro equipaje, es hora de marcharnos.— Sentenció.
—Es una pena.— Dije a Koutetsu. —Espero que nos veamos de nuevo, hasta luego, Koutetsu.— Levanté mi mano para dar un apretón de mano de despedida.
—Nos estamos viendo !— Entonces el ojiblanco me agarró de la mano y apresuró a que nos marchásemos, puesto que teníamos otro barco que abordar.
Tras la declaración del moreno hubo un silencio un tanto incómodo, Ryuunosuke estaba interpretando lo que expresamos, así pasaron un par de segundos hasta que finalmente suspiró con cierta resignación. —Bueno, no es mucho, pero es lo más útil que me han dicho desde hace días — expresó con tono de gratitud, mas, seguía con su actitud arrogante—. Hay mucho por hacer, así que les dejo. Que tengan buen viaje.— Y sin más se retiró.
—Es hora de irnos, mi señor — Manifestó la acompañante del peliblanco.
—Sí, adiós, un gusto haberte visto.— Comenté con tono de disgusto e infantil a la vez.
—Vayámonos, Kei-chan.
Abordé el barco en compañía de Hazegawa, Koutetsu y Naomi. Le dí un último vistazo a aquellas tierras gélidas, era una especie de despedida interior, hasta que me percaté de su presencia, le hice una seña al espadachín para indicarle, aunque parecía que él también lo había notado.
Levanté mi mano y la moví en señal de despedida, seguramente me verían.
"No esperaba que vinieran..."
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El arrullo de las olas del mar llegó a su fin cuando el barco se detuvo en el puerto del País del Agua, ahora era un hecho de que habíamos dejado atrás las Llanuras del Hielo.
—Estas no fueron las vacaciones que tenía en mente —me dijo el peliblanco —. Sin embargo, creo que podemos considerarnos afortunados por el simple hecho de volver con vida.
—Supongo que fue una sorpresa para todos.— Comenté mientras mis orbes se posaban en el horizonte. —En eso tienes toda la razón, después de que surgió todo el rollo de los Seltkalt era raro el momento en que no pensaba en que podría morir...— Suspiré —Morir tan lejos de mi país, de mi hogar, lejos de mi familia, sólo... Es triste.
»Aunque…, las cosas terminaron de una forma un tanto extraña, me hace preguntarme como les ira de ahora en adelante… Dime, Keisuke-san, ¿te crees capaz de regresar algún día a ver cómo van las cosas?
—Con sinceridad, Koutetsu, pasará un buen tiempo para que piense en volver, no puedo asegurar que no volveré nunca, pero sí podría decir que tendría que pasar bastante tiempo, ¿y tú?— Le pasé la bola para escuchar su declaración.
Sin embargo, la conversación no podría durar mucho tiempo más, Haze se acercó a mi, anunciando: —Ya tengo nuestro equipaje, es hora de marcharnos.— Sentenció.
—Es una pena.— Dije a Koutetsu. —Espero que nos veamos de nuevo, hasta luego, Koutetsu.— Levanté mi mano para dar un apretón de mano de despedida.
—Nos estamos viendo !— Entonces el ojiblanco me agarró de la mano y apresuró a que nos marchásemos, puesto que teníamos otro barco que abordar.