(D) La culpa fue de la criada

[Sasaki Reiji]

Como cuando me encontraba frente a uno de esos puzles de madera que tanto me gustaba coleccionar y completar, aislé mi mente de cosas en las que no tenia sentido pensar en ese momento. Me olvide de la mujer que se había dirigido a nosotros como nuestra sensei, y que decía que nos vigilaría, me olvide de aquella pequeña abeja que revoloteaba alrededor de la mujer y me olvide también de aquel extraño clon del color de la miel y de olor dulzón. Ahora solo tenia un objetivo delante: resolver el misterio que planteaba mi nueva misión. Y no podía fallar, no una segunda vez.

Era cierto que, si me hubiera puesto a investigar a aquella mujer en aquel momento, tal vez hubiera sido capaz de juntar todas las piezas que tenia y llegar a una conclusión acertada. Sin embargo, no era el momento ni el lugar, sobre todo porque, para superar ese reto, no estaba solo. Además, en ese mismo instante, no estaba seguro de si mis compañeras iban a ser de ayuda para superar la misión, o simple un obstáculo más que tendría que superar. Solo el tiempo lo diría.

—Lo mejor seria que avanzáramos por los tejados, el camino mas corto es en línea recta, y la academia es el segundo edificio más alto de Amegakure, desde aquí podemos dirigirnos al lugar sin problemas.

Dije aquello cuando vi a una de mis compañeras dispuesta a inciar el descenso del edificio y no estaba seguro de si pretendía bajar hasta la calle otra vez o ya tenia en la cabeza la idea de atravesar la ciudad por los tejados. Era mejor asegurarse, por si acaso. Tampoco sabia las capacidades de mis compañeras, ni físicas ni mentales.

—No deberíamos ir a un ritmo demasiado rápido, hemos corrido hacia aquí con todo, y apenas hemos tenido tiempo para recuperar el aliento. Lo mejor sería que corriéramos lo justo para impulsarnos de edificio en edificio, no sabemos que nos vamos a encontrar, no seria buena idea llegar allí en malas condiciones.

Sugerí aquello mientras caminaba hacia el mismo borde al que había ido Reika en un principio, y esperaba que Ryuko nos siguiera. Había sido una mañana muy frenética, y estaba seguro, por las reacciones de mis compañeras, de que no había sido el único. Despertarse de buena mañana y correr sin parar hacia la academia, para llegar a la hora indicada y así no volver a la academia. Luego una presentación muy rápida, una breve discusión y ale, de misión. Para poder trabajar bien, también había que estar en condiciones óptimas.

En cuanto Ryuoko estuviera lista, iniciaríamos la marcha y mientras saltábamos de edificio en edificio, tome la iniciativa con la sugerencia que había dado Reika momentos antes. Mas por la información que pudiera conseguir que por otra cosa.

—Voy a empezar yo con la sugerencia de Reika, mi nombre ya lo conocéis, no tengo habilidades super especiales, solo un coeficiente intelectual por encima de la media y memoria eidética. Por si acaso, mi cabeza es como un super ordenador de almacenamiento, puedo recordar todo lo que veo, escucho, toco, huelo o saboreo con todo lujo de detalles.

No era necesario dar los peros. Tambien eran algo obvio, pues si había algo en una habitación fuera del alcance de mis sentidos, por mucho que en mi cabeza fuera como una fotografía, no podría recordar ese algo. Básicamente, si no lo veía, no lo recordaba.

—¿Qué hay de vosotras?¿Que podéis hacer?