24/04/2018, 21:50
—Como quieras —respondió Daruu, e hizo un ademán con la mano—. Adelante, estoy deseando verla.
Daruu se apoyó sobre una roca cercana y se cruzó de brazos, observando atentamente a Eri, que ahora se alejaba dando saltitos. Había algo en ella que le recordaba a Ayame. Quizá su comportamiento cuasi-infantil, aunque desde luego el de la pelirroja era mucho mucho mucho más acentuado.
La técnica que ejecutó no tenía nada de infantil.
Tras sacudir un poco la mano, un ruido infernal le hizo taparse los oídos momentáneamente, y un brillo azul eléctrico sacudio a la muchacha, que se vio de pronto enarbolando un guante de pura tormenta. El sonido era atronador. Si Daruu hubiera tenido que describirlo, hubiera jurado que se trataba del trinar de una bandada de pájaros gigantesca.
La chica desapareció en un parpadeo y dejó una estela azul. Daruu intentó seguirla con la mirada, pero antes de que se diera cuenta, hubo otro estallido, esta vez incluso cegador. Cuando abrió de los ojos parte de la roca ya no estaba allí.
—Guau —murmuró Daruu, y se separó de la roca. Comenzó a caminar hacia Eri con la boca abierta.
—¿Qué tal... he estado?
—Guau... —dijo, pero inmediatamente sacudió la cabeza y se hizo el interesante, rascándose la barbilla—. Quiero decir, ha sido... interesante. Jum.
Daruu se apoyó sobre una roca cercana y se cruzó de brazos, observando atentamente a Eri, que ahora se alejaba dando saltitos. Había algo en ella que le recordaba a Ayame. Quizá su comportamiento cuasi-infantil, aunque desde luego el de la pelirroja era mucho mucho mucho más acentuado.
La técnica que ejecutó no tenía nada de infantil.
Tras sacudir un poco la mano, un ruido infernal le hizo taparse los oídos momentáneamente, y un brillo azul eléctrico sacudio a la muchacha, que se vio de pronto enarbolando un guante de pura tormenta. El sonido era atronador. Si Daruu hubiera tenido que describirlo, hubiera jurado que se trataba del trinar de una bandada de pájaros gigantesca.
La chica desapareció en un parpadeo y dejó una estela azul. Daruu intentó seguirla con la mirada, pero antes de que se diera cuenta, hubo otro estallido, esta vez incluso cegador. Cuando abrió de los ojos parte de la roca ya no estaba allí.
—Guau —murmuró Daruu, y se separó de la roca. Comenzó a caminar hacia Eri con la boca abierta.
—¿Qué tal... he estado?
—Guau... —dijo, pero inmediatamente sacudió la cabeza y se hizo el interesante, rascándose la barbilla—. Quiero decir, ha sido... interesante. Jum.