27/04/2018, 16:18
Toritaka Jirō dejó escapar una queda carcajada, muy disimulada, casi avergonzada, cuando Datsue aventuró sobre la identidad de aquella persona a la que el noble les estaba pidiendo eliminar. Se cruzó de brazos con pose regia y dejó que el viento levantase las faldas de su kimono esmeralda.
—Imagina bien, Datsue-san —terminó por reconocer—. Makoto Masaru. Un peligroso criminal y enemigo acérrimo de la familia Toritaka. Sus crímenes no son de relevancia ahora mismo, pero baste saber que puso en peligro un gran número de vidas humanas en tal de salvaguardar su integridad física.
Akame, al igual que Datsue, no le terminaba de ver la punta a todo aquello. Sin embargo, tenían apenas un día para prepararse y de momento estaban atascados en aquel mapa en blanco. A falta de una vía mejor para resolver el misterio, parecía que no les quedaba más remedio que hacer de sicarios para el mediano de los Toritaka.
—¿Doy por hecho que no sufriremos represalias tras completar con éxito el encargo? —inquirió el Uchiha, desconfiado.
—Les doy mi palabra, como que mi nombre es Toritaka Jirō —respondió el noble—. Digo más, la discreción será parte fundamental. No por nada he acudido a ustedes, que son ninjas, famosos por su dominio de las artes del sigilo y el engaño.
Volviéndose a su compadre, Akame preguntó; no con palabras, sino con la mirada, pues tal era la compenetración entre ambos Hermanos y tantas peripecias habían vivido juntos que aquello bastaba. Y los ojos de Akame en ese momento parecían decir: «¿qué te parece?»
—Imagina bien, Datsue-san —terminó por reconocer—. Makoto Masaru. Un peligroso criminal y enemigo acérrimo de la familia Toritaka. Sus crímenes no son de relevancia ahora mismo, pero baste saber que puso en peligro un gran número de vidas humanas en tal de salvaguardar su integridad física.
Akame, al igual que Datsue, no le terminaba de ver la punta a todo aquello. Sin embargo, tenían apenas un día para prepararse y de momento estaban atascados en aquel mapa en blanco. A falta de una vía mejor para resolver el misterio, parecía que no les quedaba más remedio que hacer de sicarios para el mediano de los Toritaka.
—¿Doy por hecho que no sufriremos represalias tras completar con éxito el encargo? —inquirió el Uchiha, desconfiado.
—Les doy mi palabra, como que mi nombre es Toritaka Jirō —respondió el noble—. Digo más, la discreción será parte fundamental. No por nada he acudido a ustedes, que son ninjas, famosos por su dominio de las artes del sigilo y el engaño.
Volviéndose a su compadre, Akame preguntó; no con palabras, sino con la mirada, pues tal era la compenetración entre ambos Hermanos y tantas peripecias habían vivido juntos que aquello bastaba. Y los ojos de Akame en ese momento parecían decir: «¿qué te parece?»