28/04/2018, 21:55
Riko no obtuvo respuesta alguna. Shin Fu cogió la rueda que el chico le ofrecía y empezó a hacer cosas de carpintería mientras todos los Rikos miraban. Apretaba tornillos, golpeaba clavos, ajustaba bisagras y, sobretodo, maldecía por lo bajo. Al cabo de unos minutos, se levantaría, estaba acuclillado, y observaría su obra de arte.
— Bien, pues... ya está, llegaremos a Minori, espero.
Acercó los caballos y los volvió a poner en posición de arranque, tirando del carromato. El Sol empezaba su retirada, es decir, que había pasado el mediodía.
— Subete, a ver si podemos salir pronto de este maldito bosque.
En cuanto Riko se subiera el carro empezaría a moverse, primero lentamente hasta que saliesen del enorme barrizal, entonces acelerarían el paso cuando pisasen tierra firme. La tensión se podía palpar en el ambiente, sobretodo en la expresión de Shin Fu.
— Bien, pues... ya está, llegaremos a Minori, espero.
Acercó los caballos y los volvió a poner en posición de arranque, tirando del carromato. El Sol empezaba su retirada, es decir, que había pasado el mediodía.
— Subete, a ver si podemos salir pronto de este maldito bosque.
En cuanto Riko se subiera el carro empezaría a moverse, primero lentamente hasta que saliesen del enorme barrizal, entonces acelerarían el paso cuando pisasen tierra firme. La tensión se podía palpar en el ambiente, sobretodo en la expresión de Shin Fu.