29/04/2018, 10:48
— Mmmm... Yo la verdad es que no tengo ninguna cualidad especial.
¿Modestia o falta de autoestima? Aquello no era verdad lo miraras por donde lo miraras. La razón era muy obvia. La pregunta era justo la que yo acababa de formular en mi mente. O era una persona muy modesta, o su autoestima estaba por los suelos. También existía la probabilidad de que simplemente no quisiera compartirlo. Yo no había mentido, pero desde luego no había dicho toda la verdad.
—Si no tuvieras ninguna cualidad especial no llevarías la bandana de Amegakure, ni siquiera estarías aquí con nosotros en este momento, respeto tu decisión de no querer decirlo, pero no la comparto, al fin y al cabo, vamos a trabajar en equipo, no a matarnos entre nosotros. Si simplemente no te valoras lo suficiente a ti misma…
Deje la ultima frase en el aire, pues Reika empezó su propio discurso.
—Esta es mi tercera mision y me alegra mucho poder compartirla, como ya les mencione antes soy del Clan Yamanaka, he aprendido varias habilidades especiales que nos pueden venir bien, habilidades que tienen que ver con la mente, y no, no se trata de Genjutsu, mas bien, Jutsus secretos de nuestro clan con los que puedo oir pensamientos, tambien puedo poseer cuerpos arrancando mi propia consciencia de mi cuerpo y tomando el cuerpo que yo elija siempre y cuando su fortaleza mental sea inferior a la mia, hasta el momento no se ha presentado la oportunidad del fallo, pero ojala hoy no sea ese dia, tambien puedo arrancar de uno de mis ojos o de un oido el sentido correspondiente y crear una mariposa para ver u oír a distancia...es útil para seguimientos
—Ah! lo olvidaba, mi habilidad para oir pensamientos, también sirve para establecer un canal de comunicación secreto y seguro, o sea, puedo ser como una radio y mantenernos en comunicación en silencio delante de ellos y por otro lado pero un poco menos util porque no me he esforzado en mejorar, tambien soy usuaria de Raiton
Un resumen hubiera sido suficiente, pero nunca estaba de más conocer con exactitud que podía hacer o no. Era como una pieza del Shogi, si sabias como se movía y cuales eran sus limitaciones, podías aprovechar todo su potencial. Al final, la guerra o una simple misión, era como una partida. Solo había que saber mover las piezas a la casilla adecuada en el momento adecuado.
No dije mucho más, ni siquiera me digné en terminar la frase que había pensado para Ryuko. Ya se lo diría en otro momento, si se daba la ocasión.
Tras saltar de tejado en tejado y de pared en pared, utilizando nuestras habilidades shinobi y nuestras habilidades físicas, viajando sin prisa, pero sin pausa, llegamos a un edificio casi tan alto como la academia. Si no era el tercer edificio mas alto de Amegakure, debía ser el cuarto. Aquella zona era conocida por ser el sitio donde vivía la gente mas adinerada de la aldea. Cada casa en ese edificio esta compuesta por tres pisos, y en la planta baja había una elegante recepción con varios porteros. Como si de un hotel de lujo se tratase.
Bajamos por la pared del edificio mas cercano, y antes de entrar al edificio me paré y miré a mis dos compañeras. No quería iniciar la misión todavía, no sin saber que estaban preparadas para ello.
—¿Estáis listas para esto? No sabemos que vamos a encontrarnos ahí dentro, ni como serán las personas que nos han contratado, ni la reacción que tendrán al ver a tres niños. Yo ya me he encontrado con este problema antes, nos infravaloran por nuestra edad, sin conocer nuestras habilidades. Puede que no sea el caso, pero de serlo, tendremos que demostrar de que somos capaces. Tomad aire, respirad lo que necesitéis, con calma, lo importante no es cuanto tardamos en superar la misión, lo importante es que la superemos bien.
¿Modestia o falta de autoestima? Aquello no era verdad lo miraras por donde lo miraras. La razón era muy obvia. La pregunta era justo la que yo acababa de formular en mi mente. O era una persona muy modesta, o su autoestima estaba por los suelos. También existía la probabilidad de que simplemente no quisiera compartirlo. Yo no había mentido, pero desde luego no había dicho toda la verdad.
—Si no tuvieras ninguna cualidad especial no llevarías la bandana de Amegakure, ni siquiera estarías aquí con nosotros en este momento, respeto tu decisión de no querer decirlo, pero no la comparto, al fin y al cabo, vamos a trabajar en equipo, no a matarnos entre nosotros. Si simplemente no te valoras lo suficiente a ti misma…
Deje la ultima frase en el aire, pues Reika empezó su propio discurso.
—Esta es mi tercera mision y me alegra mucho poder compartirla, como ya les mencione antes soy del Clan Yamanaka, he aprendido varias habilidades especiales que nos pueden venir bien, habilidades que tienen que ver con la mente, y no, no se trata de Genjutsu, mas bien, Jutsus secretos de nuestro clan con los que puedo oir pensamientos, tambien puedo poseer cuerpos arrancando mi propia consciencia de mi cuerpo y tomando el cuerpo que yo elija siempre y cuando su fortaleza mental sea inferior a la mia, hasta el momento no se ha presentado la oportunidad del fallo, pero ojala hoy no sea ese dia, tambien puedo arrancar de uno de mis ojos o de un oido el sentido correspondiente y crear una mariposa para ver u oír a distancia...es útil para seguimientos
—Ah! lo olvidaba, mi habilidad para oir pensamientos, también sirve para establecer un canal de comunicación secreto y seguro, o sea, puedo ser como una radio y mantenernos en comunicación en silencio delante de ellos y por otro lado pero un poco menos util porque no me he esforzado en mejorar, tambien soy usuaria de Raiton
Un resumen hubiera sido suficiente, pero nunca estaba de más conocer con exactitud que podía hacer o no. Era como una pieza del Shogi, si sabias como se movía y cuales eran sus limitaciones, podías aprovechar todo su potencial. Al final, la guerra o una simple misión, era como una partida. Solo había que saber mover las piezas a la casilla adecuada en el momento adecuado.
No dije mucho más, ni siquiera me digné en terminar la frase que había pensado para Ryuko. Ya se lo diría en otro momento, si se daba la ocasión.
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Tras saltar de tejado en tejado y de pared en pared, utilizando nuestras habilidades shinobi y nuestras habilidades físicas, viajando sin prisa, pero sin pausa, llegamos a un edificio casi tan alto como la academia. Si no era el tercer edificio mas alto de Amegakure, debía ser el cuarto. Aquella zona era conocida por ser el sitio donde vivía la gente mas adinerada de la aldea. Cada casa en ese edificio esta compuesta por tres pisos, y en la planta baja había una elegante recepción con varios porteros. Como si de un hotel de lujo se tratase.
Bajamos por la pared del edificio mas cercano, y antes de entrar al edificio me paré y miré a mis dos compañeras. No quería iniciar la misión todavía, no sin saber que estaban preparadas para ello.
—¿Estáis listas para esto? No sabemos que vamos a encontrarnos ahí dentro, ni como serán las personas que nos han contratado, ni la reacción que tendrán al ver a tres niños. Yo ya me he encontrado con este problema antes, nos infravaloran por nuestra edad, sin conocer nuestras habilidades. Puede que no sea el caso, pero de serlo, tendremos que demostrar de que somos capaces. Tomad aire, respirad lo que necesitéis, con calma, lo importante no es cuanto tardamos en superar la misión, lo importante es que la superemos bien.