3/05/2018, 11:30
(Última modificación: 3/05/2018, 11:30 por Amedama Daruu.)
—¿Sabes que una casa de verano debe estar en un lugar cálido, no Hibagon? Ey, ¿a dónde vamos? —intervino Kaido.
Hibagon cesó el paso y se dio la vuelta, observando a Kaido con los ojos entrecerrados. Parecía indignado.
—PUES NO. UNA CASA DE VERANO ES A DONDE TÚ IR EN VERANO. Y ESTAR EN VERANO. SEÑOR AZUL IDIOTA. —sentenció, y una vez más echó a caminar.
Daruu, por detrás, tuvo que taparse la boca para no echarse a reír a carcajada limpia.
—Es lógica aplastante, Kaido-kun —dijo.
Los dos shinobi —y el yeti— descendieron por la ladera a través de un bosque de pinos que poco a poco se iba haciendo más denso. Hibagon no había respondido a dónde se dirigían exactamente, y a esas alturas tanto Kaido como Daruu sentían una curiosidad tremenda. Y por qué no decirlo, también algo de miedo.
—Oye, Hibagon... ¿dónde está tu casa de verano? —insistió Daruu.
—NO TENER SENTIDO ROMÁNICO.
—Será romántico, ¿no?
—O CALLAR O PAM PAM EN EL COCO.
—Vale, vale...
Cuando menos se lo esperaban, detrás de la hilera de árboles encontraron un claro llano donde se erigían unas ruinas que debieron pertenecer a antiguas cabañas de piedra. Allí había una roca enorme pintada que rezaba.
Daruu se encogió de hombros mirando a Kaido y siguió a Hibagon a través de la "puerta", si es que se le podía llamar así, porque no había techo. Allí, Hibagon les hizo sentarse al borde de una hoguera.
—YO DEJAR OSOS EN COCINA. —El monstruo se alejó, se escondió detrás de una pared y se oyeron dos golpes secos.
—Todo esto es surrealista.
Hibagon cesó el paso y se dio la vuelta, observando a Kaido con los ojos entrecerrados. Parecía indignado.
—PUES NO. UNA CASA DE VERANO ES A DONDE TÚ IR EN VERANO. Y ESTAR EN VERANO. SEÑOR AZUL IDIOTA. —sentenció, y una vez más echó a caminar.
Daruu, por detrás, tuvo que taparse la boca para no echarse a reír a carcajada limpia.
—Es lógica aplastante, Kaido-kun —dijo.
Los dos shinobi —y el yeti— descendieron por la ladera a través de un bosque de pinos que poco a poco se iba haciendo más denso. Hibagon no había respondido a dónde se dirigían exactamente, y a esas alturas tanto Kaido como Daruu sentían una curiosidad tremenda. Y por qué no decirlo, también algo de miedo.
—Oye, Hibagon... ¿dónde está tu casa de verano? —insistió Daruu.
—NO TENER SENTIDO ROMÁNICO.
—Será romántico, ¿no?
—O CALLAR O PAM PAM EN EL COCO.
—Vale, vale...
Cuando menos se lo esperaban, detrás de la hilera de árboles encontraron un claro llano donde se erigían unas ruinas que debieron pertenecer a antiguas cabañas de piedra. Allí había una roca enorme pintada que rezaba.
KASA BERANO
Daruu se encogió de hombros mirando a Kaido y siguió a Hibagon a través de la "puerta", si es que se le podía llamar así, porque no había techo. Allí, Hibagon les hizo sentarse al borde de una hoguera.
—YO DEJAR OSOS EN COCINA. —El monstruo se alejó, se escondió detrás de una pared y se oyeron dos golpes secos.
—Todo esto es surrealista.