3/05/2018, 15:43
Sí, Datsue también empezaba a pensar que el acertijo no había salido de la mente del anciano. Había demasiadas casualidades en todo aquello. Demasiados convenientes en favor de Jirō. Debían aceptar la triste realidad: habían sido manipulados como meros peones.
—Ni siquiera forma parte de la misión, ni vamos a cobrar por ello. ¡Leñe, si tampoco sabemos por qué delito estaba condenado!
Lo de no cobrar era lo que más dolía a Uchiha Datsue. ¡Menudo tacaño! Con semejante filosofía, no era de extrañar la pobreza en la que vivían sus gentes a las afueras de la fortaleza. Y para Jirō, ellos pertenecían a la misma escala social: la más baja.
—El tipo reconoció sus crímenes, ¿no? Fuesen cuales fuesen. Eso es lo que cuenta —respondió, tratando de encontrar una excusa para su ejecución. Siempre era más agradable y fácil de digerir para uno mismo al pintarlo de aquella manera, y no enfrentándose a la cruda realidad: que eran unos jodidos sicarios. Sacudió la cabeza, queriendo sacarse aquellos pensamientos de la mente—. Oye, ¿una carrera hasta la posada?
No esperó ni a que Akame respondiese.
—¡YA! —exclamó, saliendo escopeteado calle arriba. Sabía que en distancias largas, su Hermano terminaría por superarle. Cualquier ventaja inicial que le sacase sería poca—. ¡Quién pierda invita a unas copichuelas! —gritó, riendo. Y, por un momento, se olvidó de la misión. Del hombre al que tendrían que matar. De sus problemas. De la pesada placa que llevaba anudada al brazo. Se olvidó hasta de Aiko. Se olvidó hasta de Shukaku. Por un momento, solo fue Datsue, el pequeño y divertido granuja de la Ribera del Norte.
Saboreó ese momento. Sabía que cada vez eran más escasos.
—Ni siquiera forma parte de la misión, ni vamos a cobrar por ello. ¡Leñe, si tampoco sabemos por qué delito estaba condenado!
Lo de no cobrar era lo que más dolía a Uchiha Datsue. ¡Menudo tacaño! Con semejante filosofía, no era de extrañar la pobreza en la que vivían sus gentes a las afueras de la fortaleza. Y para Jirō, ellos pertenecían a la misma escala social: la más baja.
—El tipo reconoció sus crímenes, ¿no? Fuesen cuales fuesen. Eso es lo que cuenta —respondió, tratando de encontrar una excusa para su ejecución. Siempre era más agradable y fácil de digerir para uno mismo al pintarlo de aquella manera, y no enfrentándose a la cruda realidad: que eran unos jodidos sicarios. Sacudió la cabeza, queriendo sacarse aquellos pensamientos de la mente—. Oye, ¿una carrera hasta la posada?
No esperó ni a que Akame respondiese.
—¡YA! —exclamó, saliendo escopeteado calle arriba. Sabía que en distancias largas, su Hermano terminaría por superarle. Cualquier ventaja inicial que le sacase sería poca—. ¡Quién pierda invita a unas copichuelas! —gritó, riendo. Y, por un momento, se olvidó de la misión. Del hombre al que tendrían que matar. De sus problemas. De la pesada placa que llevaba anudada al brazo. Se olvidó hasta de Aiko. Se olvidó hasta de Shukaku. Por un momento, solo fue Datsue, el pequeño y divertido granuja de la Ribera del Norte.
Saboreó ese momento. Sabía que cada vez eran más escasos.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado