27/08/2015, 18:45
Puedes llamarme Blame. Esa fue la respuesta, no me llamo Blame o mi nombre es Blame, sino una máscara que ocultaba un pedacito de verdad. Hay tres tipos de personas que hacen esto. Las primeras no se sienten cómodas dándole su nombre a un extraño de otro país, y para evitar problemas solían utilizar un seudónimo. Ese caso era bueno. Las segundas, no entendían de privaciones por nacimiento, y se inventaban un mote o adoptaban uno que había robado de unos buenos amigos. Ese caso también era deseable. Las terceras ocultaban algo, porque tramaban algo o tenían algo sucio o indeseable que hacer. Ese caso no era bueno, desde luego.
Pero no le dio vueltas a ese pensamiento, porque el tal Blame le llamó arquitecto al preguntarle su propio nombre, y no estuvo muy seguro si de ofenderse o no. Afortunadamente captó el chiste apenas un segundo después, y sonrió.
—Puedes llamarme Pino —Le devolvió la jugarreta—, y no soy arquitecto. Pero en serio, acércate y compruébalo. Esta cosa tiene algo raro, un nosequé. No se va a caer.
Pero no le dio vueltas a ese pensamiento, porque el tal Blame le llamó arquitecto al preguntarle su propio nombre, y no estuvo muy seguro si de ofenderse o no. Afortunadamente captó el chiste apenas un segundo después, y sonrió.
—Puedes llamarme Pino —Le devolvió la jugarreta—, y no soy arquitecto. Pero en serio, acércate y compruébalo. Esta cosa tiene algo raro, un nosequé. No se va a caer.