7/05/2018, 12:53
—¿PERO POR QUÉ NO MIRAR? —decía Hibagon—. TÚ SER DÉBIL. ESPERO QUE NINGÚN DÍA TENER QUE CAZAR TÚ. MADRE MÍA.
Daruu prefería ser débil. Prefería eso a presenciar cómo Hibagon despellejaba a un oso con un machete.
—Vaya, es que eres ya todo un experto —comentó Kaido, jocoso—. quizás puedas abrir tu propio restaurante algún día, Hibagon. Piénsalo, podrías llamarlo ... no sé, "Delicias de Carámbano" o la ¡Abominable pizza de los Dojos jajaja!
jaja...
ja.
—Oye, no vayas a darme pam pam en el coco. Venga, hagamos esa pizza...
Daruu, insconscientemente, se había alejado aproximadamente la distancia equivalente a dos pasos hacia atrás arrastrándose por el suelo. Pero a pesar de que los muchachos pensasen que la broma iba a ofender al yeti, todo lo contrario: es más, hay que recordar en estas situaciones que Hibagon suele tomar todo literalmente.
El enorme gorila blanco sonrió.
—¡IDEA BUENA! ¡PUEDE QUE HACER! —exclamó, y arrojó el oso y su pellejo a la "cocina"—. BUENO, YO IR A DESPELLEJAR OSO ADENTRO, QUE SEÑOR PELOPINCHO SER MUY DELICADO.
—Gracias...
El abominable ser se refugió de nuevo en las paredes del edificio.
—Por favor, Dios del Fuego, seas quien seas y que ojalá existas. Bendice esa carne quemando las evidentemente probables defiencias sanitarias del método de preparación de Hibagon. —Daruu rezó al cielo, y se dejó caer sobre el suelo—. ¿Dónde tendrá el horno, por cierto? ¿Y la harina? ¿En serio Hibagon se ha vuelto tan apañado? Aún recuerdo que tuviste que ir a buscar los ingredientes.
Daruu prefería ser débil. Prefería eso a presenciar cómo Hibagon despellejaba a un oso con un machete.
—Vaya, es que eres ya todo un experto —comentó Kaido, jocoso—. quizás puedas abrir tu propio restaurante algún día, Hibagon. Piénsalo, podrías llamarlo ... no sé, "Delicias de Carámbano" o la ¡Abominable pizza de los Dojos jajaja!
jaja...
ja.
—Oye, no vayas a darme pam pam en el coco. Venga, hagamos esa pizza...
Daruu, insconscientemente, se había alejado aproximadamente la distancia equivalente a dos pasos hacia atrás arrastrándose por el suelo. Pero a pesar de que los muchachos pensasen que la broma iba a ofender al yeti, todo lo contrario: es más, hay que recordar en estas situaciones que Hibagon suele tomar todo literalmente.
El enorme gorila blanco sonrió.
—¡IDEA BUENA! ¡PUEDE QUE HACER! —exclamó, y arrojó el oso y su pellejo a la "cocina"—. BUENO, YO IR A DESPELLEJAR OSO ADENTRO, QUE SEÑOR PELOPINCHO SER MUY DELICADO.
—Gracias...
El abominable ser se refugió de nuevo en las paredes del edificio.
—Por favor, Dios del Fuego, seas quien seas y que ojalá existas. Bendice esa carne quemando las evidentemente probables defiencias sanitarias del método de preparación de Hibagon. —Daruu rezó al cielo, y se dejó caer sobre el suelo—. ¿Dónde tendrá el horno, por cierto? ¿Y la harina? ¿En serio Hibagon se ha vuelto tan apañado? Aún recuerdo que tuviste que ir a buscar los ingredientes.