"Joder, joder, joder..."
Cuando mis ojos ubicaron la silueta de los combatientes, noté como Aki perdía energías y terreno, supe que sería cuestión de un par de segundos para que lo inevitable pasase. En una de las arremetidas se sus rivales su arma fue despojada de sus manos, dejándola totalmente indefensa; pude notar cierto aire de grandeza y satisfacción por el trío, los ataques cesaron por tan solo un instante, un instante en el que se acercaban amenazantes, como sí la pelirroja fuese una presa indefensa y ellos los depredadores que la tenían acorralada, posiblemente pensando que estaba totalmente a su merced, e incluso yo lo creía así, hasta que ví como un lancero se acercaba.
"Al costado!!" Quise gritar, quise advertirle, pero no debía revelar nuestra ubicación, no era lo acordado.
Aki reveló un kunai oculto y atravesó el cuello de quien intentaba apresarle, aquella jugada fue excepcional, pero le costó caro cuando el otro lancero arremetió contra un única extremidad no lesionada, su hombro; esa herida, sumada a los cientos de cortes anteriores lograron hacer mella en la fuerza de ella, quien terminó cayendo de rodillas.
—La matan, que la van a matar!— Anuncié con cierta exasperación.
Me puse de pie, dejando el kunai en el suelo, no podía dejarle morir ahí, al diablo con lo acordado, me decidí a intervenir para salvar a Aki, o morir en el intento. Sin dudarlo, lancé una pequeña bola justo en la ubicación en dónde estaba mi compañera, me apresuré de salir, acercándome para lograr entrar en el rango, uní mis manos en una simple secuencia de sellos carnero y luego tigre, tenía la esperanza de que la nube de humo me sirviera de cortina y los tomara por sorpresa. —SUITON: MIZUAME NABARA!— Anuncié tan alto para que mi superior escuchase y se previniese, el chorro no tardó en seguirle a la vocalización, y tenía la fe de que la técnica también atrapase al arquero.
Tenía la localización de Aki y del lancero que se encontraba a su costado, corrí lo más rápido posible, habiendo moldeado chakra en la planta de mis pies, agarré una buena bocanada de aire y entré en busca de la kunoichi, cuando la encontrase me encargaría de ayudarla para retirarnos de ahí.
Cuando mis ojos ubicaron la silueta de los combatientes, noté como Aki perdía energías y terreno, supe que sería cuestión de un par de segundos para que lo inevitable pasase. En una de las arremetidas se sus rivales su arma fue despojada de sus manos, dejándola totalmente indefensa; pude notar cierto aire de grandeza y satisfacción por el trío, los ataques cesaron por tan solo un instante, un instante en el que se acercaban amenazantes, como sí la pelirroja fuese una presa indefensa y ellos los depredadores que la tenían acorralada, posiblemente pensando que estaba totalmente a su merced, e incluso yo lo creía así, hasta que ví como un lancero se acercaba.
"Al costado!!" Quise gritar, quise advertirle, pero no debía revelar nuestra ubicación, no era lo acordado.
Aki reveló un kunai oculto y atravesó el cuello de quien intentaba apresarle, aquella jugada fue excepcional, pero le costó caro cuando el otro lancero arremetió contra un única extremidad no lesionada, su hombro; esa herida, sumada a los cientos de cortes anteriores lograron hacer mella en la fuerza de ella, quien terminó cayendo de rodillas.
—La matan, que la van a matar!— Anuncié con cierta exasperación.
Me puse de pie, dejando el kunai en el suelo, no podía dejarle morir ahí, al diablo con lo acordado, me decidí a intervenir para salvar a Aki, o morir en el intento. Sin dudarlo, lancé una pequeña bola justo en la ubicación en dónde estaba mi compañera, me apresuré de salir, acercándome para lograr entrar en el rango, uní mis manos en una simple secuencia de sellos carnero y luego tigre, tenía la esperanza de que la nube de humo me sirviera de cortina y los tomara por sorpresa. —SUITON: MIZUAME NABARA!— Anuncié tan alto para que mi superior escuchase y se previniese, el chorro no tardó en seguirle a la vocalización, y tenía la fe de que la técnica también atrapase al arquero.
Tenía la localización de Aki y del lancero que se encontraba a su costado, corrí lo más rápido posible, habiendo moldeado chakra en la planta de mis pies, agarré una buena bocanada de aire y entré en busca de la kunoichi, cuando la encontrase me encargaría de ayudarla para retirarnos de ahí.