9/05/2018, 00:03
—¿Necesitas ayuda?
Estaba solo en aquel lugar alejado de la mano de cualquier dios, o al menos eso era lo que yo creía hasta que escuché aquella voz a mis espaldas. Me giré. ¿Cómo había podido bajar la guardia de esa manera? Y si… ¿Y si llegaba a tratarse de un ladrón, un asesino o algo por el estilo?
Pero no, no era ninguna de esas cosas. No al menos a simple vista. Tan solo se trataba de una kunoichi de mas o menos mi edad, aunque bastante más bajita que yo, claro que yo era un poco alto, y a los chicos de mi edad les sacaba mas o menos una cabeza. La chica el pelo rojo como la sangre y los ojos azules como el cielo. En otros tiempos la locura se hubiera apoderado de mí, pero por suerte o por desgracia, un desafortunado encuentro con una Kunoichi de los bosques había abierto mis ojos y cerrado mi corazón. Aún así, no volví a bajar la guardia, en aquel mundo de shinobis, las apariencias engañaban.
En cuanto a su pregunta, no es que no supiera contestarla, ni tampoco es que no supiera que contestarle. El problema derivaba de las muchas respuestas correctas que tenia aquella pregunta. Y no solo eso, si no que yo además quería responderle con todas ellas. Pero al final, tuve que decantarme, sobre todo por una que no contuviera un “no lo sé”, porque yo, Reiji, creía saberlo todo.
—Pues quería entrar a visitar el lugar, pero las puertas están bien cerradas. Pensaba que este lugar estaba abierto a todo el mundo, y que podría pasar a verlo, pero veo que… —Ni de coña, no pensaba decir que me había equivocado, por que yo era Reiji. —Que sin embargo parece que no se admiten las visitas hoy.
Estaba solo en aquel lugar alejado de la mano de cualquier dios, o al menos eso era lo que yo creía hasta que escuché aquella voz a mis espaldas. Me giré. ¿Cómo había podido bajar la guardia de esa manera? Y si… ¿Y si llegaba a tratarse de un ladrón, un asesino o algo por el estilo?
Pero no, no era ninguna de esas cosas. No al menos a simple vista. Tan solo se trataba de una kunoichi de mas o menos mi edad, aunque bastante más bajita que yo, claro que yo era un poco alto, y a los chicos de mi edad les sacaba mas o menos una cabeza. La chica el pelo rojo como la sangre y los ojos azules como el cielo. En otros tiempos la locura se hubiera apoderado de mí, pero por suerte o por desgracia, un desafortunado encuentro con una Kunoichi de los bosques había abierto mis ojos y cerrado mi corazón. Aún así, no volví a bajar la guardia, en aquel mundo de shinobis, las apariencias engañaban.
En cuanto a su pregunta, no es que no supiera contestarla, ni tampoco es que no supiera que contestarle. El problema derivaba de las muchas respuestas correctas que tenia aquella pregunta. Y no solo eso, si no que yo además quería responderle con todas ellas. Pero al final, tuve que decantarme, sobre todo por una que no contuviera un “no lo sé”, porque yo, Reiji, creía saberlo todo.
—Pues quería entrar a visitar el lugar, pero las puertas están bien cerradas. Pensaba que este lugar estaba abierto a todo el mundo, y que podría pasar a verlo, pero veo que… —Ni de coña, no pensaba decir que me había equivocado, por que yo era Reiji. —Que sin embargo parece que no se admiten las visitas hoy.