10/05/2018, 13:11
Pero Daruu, que parecía tener una idea diferente en mente, negó con la cabeza.
—No, mira, pedimos un poco de cada y ya está, así picoteamos de todo. Triángulos entonces, ¿no? —Ayame asintió con ferviente emoción—. Vale.
La camarera regresó al poco tiempo y los dos muchachos hicieron su pedido a base de varios platos a modo de picoteo, entre ellos los triángulos con salsas, las patatas con queso, aros de cebolla y los infernales jalapeños que Daruu se empeñó en pedir para él.
—Ah... espero que todo vuelva a la normalidad lo antes posible —musitó su compañero, recostado en su sofá una vez la camarera se hubo alejado con el pedido completo. Y Ayame no pudo evitar mirarle con cierta lástima al darse cuenta de que se refería a todos los acontecimientos que habían cambiado su vida de aquella manera tan brusca de la noche a la mañana. Nunca llegó a decirlo en voz alta, pero la muchacha seguía sintiéndose algo culpable. Si no le hubiera citado en la playa aquel entonces...—. ¿Cómo le va a mi madre con la ecolocalización?
La súbita pregunta de Daruu la sacó de sus pensamientos.
—Bastante bien —respondió, con una tenue sonrisa—. Si te digo la verdad, diría que le está costando menos pillarle el truco que lo que a mí me costó dominar la técnica. Tu madre es muy inteligente, ¡a ver si voy a tener que acabar pidiéndole consejo sobre mi propia técnica, qué mal! —añadió, con una carcajada nerviosa mientras se rascaba la nuca.
—No, mira, pedimos un poco de cada y ya está, así picoteamos de todo. Triángulos entonces, ¿no? —Ayame asintió con ferviente emoción—. Vale.
La camarera regresó al poco tiempo y los dos muchachos hicieron su pedido a base de varios platos a modo de picoteo, entre ellos los triángulos con salsas, las patatas con queso, aros de cebolla y los infernales jalapeños que Daruu se empeñó en pedir para él.
—Ah... espero que todo vuelva a la normalidad lo antes posible —musitó su compañero, recostado en su sofá una vez la camarera se hubo alejado con el pedido completo. Y Ayame no pudo evitar mirarle con cierta lástima al darse cuenta de que se refería a todos los acontecimientos que habían cambiado su vida de aquella manera tan brusca de la noche a la mañana. Nunca llegó a decirlo en voz alta, pero la muchacha seguía sintiéndose algo culpable. Si no le hubiera citado en la playa aquel entonces...—. ¿Cómo le va a mi madre con la ecolocalización?
La súbita pregunta de Daruu la sacó de sus pensamientos.
—Bastante bien —respondió, con una tenue sonrisa—. Si te digo la verdad, diría que le está costando menos pillarle el truco que lo que a mí me costó dominar la técnica. Tu madre es muy inteligente, ¡a ver si voy a tener que acabar pidiéndole consejo sobre mi propia técnica, qué mal! —añadió, con una carcajada nerviosa mientras se rascaba la nuca.