11/05/2018, 03:14
Hibagon, con la renuencia que le caracterizaba, plantó cara al inminente peligro sin trastabilar, indudablemente dispuesto a martillar a golpes a todo aquel que quisiera hacerle daño a él o a sus amigos. Pero aquella pequeña pizca de razonamiento que aún imperaba en su ser le permitió optar finalmente por huir, pero no lo haría él sólo. Ni tampoco al paso de un humano.
Los ninja se convirtieron de pronto en un par de muñecos de trapo entre las palmas de aquel monstruo, que les levantó con apenas esfuerzo.
«joder, aquí vamos otra vez...» —pensó. No era la primera vez que pasaba y tampoco sería la última. Por esa razón, Kaido puso su mejor cara y se acomodó como mejor podía. Si iba a ser zarandeado a través de una cueva gélida mientras huía de una horda enojada, al menos lo haría con estilo.
Hasta que...
—¡Mierda, y ahora qué! —dijo Daruu—. ¡Estamos atrapados!
—NO. ESTO SER LO QUE HIBAGON BUSCAR.
—¿Qué...?
—ESTO SER CAMINO RÁPIDO.
Kaido giró la cabeza, sonriente. Miró a Daruu con la felicidad de un crío. Ahora Daruu conocería finalmente qué era realmente transitar un camino rápido.
Bastó un simple salto para que Hibagon se embarcase en un descenso a través de las laderas de la empinada montaña, con una destreza envidiable, además de un equilibrio prodigioso. El viento les azotaba inclemente y de cuándo en cuándo se dejaba inflar los cachetes, porque le parecía gracioso, a la par de que mostraba su euforia ante aquel viaje cargado de adrenalina. Se la estaba pasando bomba.
—¡WOOOOOOOOOOOOOHOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Los ninja se convirtieron de pronto en un par de muñecos de trapo entre las palmas de aquel monstruo, que les levantó con apenas esfuerzo.
«joder, aquí vamos otra vez...» —pensó. No era la primera vez que pasaba y tampoco sería la última. Por esa razón, Kaido puso su mejor cara y se acomodó como mejor podía. Si iba a ser zarandeado a través de una cueva gélida mientras huía de una horda enojada, al menos lo haría con estilo.
Hasta que...
—¡Mierda, y ahora qué! —dijo Daruu—. ¡Estamos atrapados!
—NO. ESTO SER LO QUE HIBAGON BUSCAR.
—¿Qué...?
—ESTO SER CAMINO RÁPIDO.
Kaido giró la cabeza, sonriente. Miró a Daruu con la felicidad de un crío. Ahora Daruu conocería finalmente qué era realmente transitar un camino rápido.
Bastó un simple salto para que Hibagon se embarcase en un descenso a través de las laderas de la empinada montaña, con una destreza envidiable, además de un equilibrio prodigioso. El viento les azotaba inclemente y de cuándo en cuándo se dejaba inflar los cachetes, porque le parecía gracioso, a la par de que mostraba su euforia ante aquel viaje cargado de adrenalina. Se la estaba pasando bomba.
—¡WOOOOOOOOOOOOOHOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!