29/08/2015, 17:12
Juro trato de formular una respuesta educada para la pregunta de Eri sobre los dangos. Afortunadamente, con lo del mal recuerdo bastó para distraer el tema, o al menos eso pensó Juro, antes de que ella misma creyera haber cometido un gran error, a pesar de que al joven no le importaba que preguntara.
— Tranquila, no importa.... — trato de decirlo, pero el silencio acabó reinando entre ambos.
Juro se asustó al ver a Eri pensativa durante unos momentos. Nunca había estado tan calmada como ahora, y pareció que su alegría infantil se había desvanecido.
Empezó a contarle una historia sobre ella misma. Al parecer, tanto ella como Nabi eran huérfanos, y se habían criado juntos en un orfanato. Más tarde, le acogió un señor aparentemente viejo, llamado Genza, que la entreno en la disciplina de ninja medico, pero murió.
Juro le puso una mano en el hombro, al verla triste por ello.
— Siento la perdida — pensó en decir algo más, pero se quedó callado, sin saber como salir de la situación.
También le dijo que su camino ninja era proteger a sus compañeros. Supuso que como ninja medico, sería más que útil para hacerlo.
— Es un deseo muy noble — le dijo entonces Juro, con una sonrisa — Has sido muy valiente contando tu historia...
Se quedó unos segundos pensando, sin saber que hacer. Ella le había contado parte de su historia, y en cierto modo, se interesaba en lo que le pasaba.
"Para que lo oiga por ahí, mejor que lo escuche de mi..."
Hasta que al final, decidió hacerlo. Nunca lo había hecho, y no sabía como saldría. Tomó aire, y empezó a hablar.
— Yo... Bueno, tuve mas suerte que tu en eso. Tengo una familia, aunque ya casi no quedan miembros — dijo, con tristeza — Mi madre murió en el aparto, y mi padre nunca me lo perdono.
Tomó otra bocanada de aire. Se aferró a su bufanda amarilla, como si esta pudiese ayudarle. En cierto modo, lo hacía.
— Mi padre se volvió un borracho, y mi hermana fue la que me cuidó... — explicó, dándose cuenta de que no había mencionado antes a su hermana — Yo era muy pequeño, y quería a mi padre. Una noche desee que viniese, y se cumplió.
Hasta aqui parecía todo bonito. Pero Juro estaba poniéndose muy nervioso. Seguía tomando aire, y trataba de no palidecer. Los recuerdos estaban volviendo a él, otra vez. Pero estaba vez era consciente.
— No recuerdo mucho de esa noche, cuando desperté estaba delante de mi, y no podía moverme — Juro empezó a hablar a toda prisa, sin poder parar. Tenía miedo de que su voz se quebrase de un momento a otro — recuerdo que tenía una enorme sonrisa de loco, y un cuchillo...un cuchillo muy grande...y...
Y ya esta, no aguanto más. Su voz se quebró, y no se vio capaz de seguir hablando. Si seguía hablando, acabaría sollozando, tenía que controlarse. Dejó de agarrar su bufanda, dando un tirón fuerte, y dejando su cuello al descubierto. Por una voz, supuso que daba igual que los demás lo vieran.
— Tranquila, no importa.... — trato de decirlo, pero el silencio acabó reinando entre ambos.
Juro se asustó al ver a Eri pensativa durante unos momentos. Nunca había estado tan calmada como ahora, y pareció que su alegría infantil se había desvanecido.
Empezó a contarle una historia sobre ella misma. Al parecer, tanto ella como Nabi eran huérfanos, y se habían criado juntos en un orfanato. Más tarde, le acogió un señor aparentemente viejo, llamado Genza, que la entreno en la disciplina de ninja medico, pero murió.
Juro le puso una mano en el hombro, al verla triste por ello.
— Siento la perdida — pensó en decir algo más, pero se quedó callado, sin saber como salir de la situación.
También le dijo que su camino ninja era proteger a sus compañeros. Supuso que como ninja medico, sería más que útil para hacerlo.
— Es un deseo muy noble — le dijo entonces Juro, con una sonrisa — Has sido muy valiente contando tu historia...
Se quedó unos segundos pensando, sin saber que hacer. Ella le había contado parte de su historia, y en cierto modo, se interesaba en lo que le pasaba.
"Para que lo oiga por ahí, mejor que lo escuche de mi..."
Hasta que al final, decidió hacerlo. Nunca lo había hecho, y no sabía como saldría. Tomó aire, y empezó a hablar.
— Yo... Bueno, tuve mas suerte que tu en eso. Tengo una familia, aunque ya casi no quedan miembros — dijo, con tristeza — Mi madre murió en el aparto, y mi padre nunca me lo perdono.
Tomó otra bocanada de aire. Se aferró a su bufanda amarilla, como si esta pudiese ayudarle. En cierto modo, lo hacía.
— Mi padre se volvió un borracho, y mi hermana fue la que me cuidó... — explicó, dándose cuenta de que no había mencionado antes a su hermana — Yo era muy pequeño, y quería a mi padre. Una noche desee que viniese, y se cumplió.
Hasta aqui parecía todo bonito. Pero Juro estaba poniéndose muy nervioso. Seguía tomando aire, y trataba de no palidecer. Los recuerdos estaban volviendo a él, otra vez. Pero estaba vez era consciente.
— No recuerdo mucho de esa noche, cuando desperté estaba delante de mi, y no podía moverme — Juro empezó a hablar a toda prisa, sin poder parar. Tenía miedo de que su voz se quebrase de un momento a otro — recuerdo que tenía una enorme sonrisa de loco, y un cuchillo...un cuchillo muy grande...y...
Y ya esta, no aguanto más. Su voz se quebró, y no se vio capaz de seguir hablando. Si seguía hablando, acabaría sollozando, tenía que controlarse. Dejó de agarrar su bufanda, dando un tirón fuerte, y dejando su cuello al descubierto. Por una voz, supuso que daba igual que los demás lo vieran.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60