11/05/2018, 23:03
(Última modificación: 11/05/2018, 23:03 por Aotsuki Ayame.)
—¿Yo? pues algo he entrenado, sí. No puedo decir que tanto como hubiera querido, pero al menos no me dejé engordar en el sofá —sonrió El Tiburón, elocuente—. también aproveché para hacer un par de misiones y poco más. Del resto, hacer el tonto con Nokomizuchi mientras le pongo algo de empeño al tema del Kenjutsu, que después de aquello, y ver como alguno de esos cabrones usaban las espadas, le fui pillando el gusto. ¿Ves? incluso ese tipo de experiencias siempre te deja algo bueno.
«¿Nokomizuchi?» Repitió Ayame para sus adentros, ladeando la cabeza ligeramente, pero no tuvo ocasión de ver satisfecha su curiosidad, por Kaido siguió hablando con la mirada perdida en la lluvia:
—Y ésto no sé si es bueno o no, pero después de todo ese jaleo tan turbio en el que nos sumimos para rescatarte, comencé a ver con más claridad algunas cosas. Como por ejemplo, que hoy por hoy me siento más Hōzuki de lo que me sentía antes de cortar a uno de los nuestros en dos con su propia espada. Es bastante irónico eso, ¿no crees? ¿pero quién está de lado correcto, entonces? ¿seré yo?
Ayame no pudo evitar estremecerse ante la falta de tacto a la hora de relatar aquel suceso. Se mantuvo pensativa durante unos instantes, pero al final terminó por encogerse de hombros.
—No sé qué decirte, la verdad... —confesó, rascándose la nuca—. Hasta el momento, las personas que he conocido que se sentían tan... "patrióticos" con su clan han resultado estar todos idos de la olla —añadió, moviendo el dedo índice de forma circular junto a su sien—. Yo sé que soy una Hōzuki por parte de mi madre, soy El Agua, pero ante todo me debo a mi familia, a Daruu-kun y a mis amigos —añadió, mirándole por el rabillo del ojo.
Nuevamente, los sentimientos enfrentados se enredaban como dos serpientes luchando furiosamente en su pecho. Ayame abrió la boca. Volvió a cerrarla. Y después volvió a abrirla.
—Kaido-san —le llamó al fin, después de varios segundos de incertidumbre. Su rostro, serio y grave, sólo era un ligero reflejo de la encrucijada que llevaba por dentro—. ¿Cónoces a un shinobi de Uzushiogakure llamado Uchiha Datsue?
«¿Nokomizuchi?» Repitió Ayame para sus adentros, ladeando la cabeza ligeramente, pero no tuvo ocasión de ver satisfecha su curiosidad, por Kaido siguió hablando con la mirada perdida en la lluvia:
—Y ésto no sé si es bueno o no, pero después de todo ese jaleo tan turbio en el que nos sumimos para rescatarte, comencé a ver con más claridad algunas cosas. Como por ejemplo, que hoy por hoy me siento más Hōzuki de lo que me sentía antes de cortar a uno de los nuestros en dos con su propia espada. Es bastante irónico eso, ¿no crees? ¿pero quién está de lado correcto, entonces? ¿seré yo?
Ayame no pudo evitar estremecerse ante la falta de tacto a la hora de relatar aquel suceso. Se mantuvo pensativa durante unos instantes, pero al final terminó por encogerse de hombros.
—No sé qué decirte, la verdad... —confesó, rascándose la nuca—. Hasta el momento, las personas que he conocido que se sentían tan... "patrióticos" con su clan han resultado estar todos idos de la olla —añadió, moviendo el dedo índice de forma circular junto a su sien—. Yo sé que soy una Hōzuki por parte de mi madre, soy El Agua, pero ante todo me debo a mi familia, a Daruu-kun y a mis amigos —añadió, mirándole por el rabillo del ojo.
Nuevamente, los sentimientos enfrentados se enredaban como dos serpientes luchando furiosamente en su pecho. Ayame abrió la boca. Volvió a cerrarla. Y después volvió a abrirla.
—Kaido-san —le llamó al fin, después de varios segundos de incertidumbre. Su rostro, serio y grave, sólo era un ligero reflejo de la encrucijada que llevaba por dentro—. ¿Cónoces a un shinobi de Uzushiogakure llamado Uchiha Datsue?