14/05/2018, 12:11
Por primera vez, Datsue vio a Hanabi enfadado. Quizás su percepción estaba distorsionada y sentía que todo ese enojo iba dirigido a él, pero las raíces penetraban al subsuelo y viajaban lejos, muy lejos. Evidentemente, por muy grave que hubiese sido la ofensa a Amekoro Yui, la Arashikage había respondido con un ataque directo, que, siendo obvio que no mataría a nadie, ni siquiera al propio Datsue, había sido bastante escandaloso. Si hubiese sido otra persona, seguro que aquello habría sido prácticamente una declaración de guerra. Y sin embargo, Hanabi era consciente de que tenía que mostrarse firme. Algunos de los más radicales del Consejo, en cuanto se enterasen de aquello, enseguida empezarían a intentar tumbar su propuesta de paz. Si dudaba un sólo segundo...
—Bien. Has perdido la placa dorada —dijo—. Espero que puedas recuperar una plateada muy pronto. En el examen. —el Uzukage se dio la vuelta y se cruzó de brazos—. Ahora, quiero que te vayas. Ve a casa, y reflexiona sobre el daño que nos has causado hoy.
»Todavía creo que puedes ser un buen ninja, Datsue-kun. Pero, como te dije el día que te di la placa, estas tonterías tienen que cesar. —Hizo un ademán con la mano—. Vamos. Voy a estar muy ocupado dando explicaciones a todo el mundo. ¡Lárgate!
—Bien. Has perdido la placa dorada —dijo—. Espero que puedas recuperar una plateada muy pronto. En el examen. —el Uzukage se dio la vuelta y se cruzó de brazos—. Ahora, quiero que te vayas. Ve a casa, y reflexiona sobre el daño que nos has causado hoy.
»Todavía creo que puedes ser un buen ninja, Datsue-kun. Pero, como te dije el día que te di la placa, estas tonterías tienen que cesar. —Hizo un ademán con la mano—. Vamos. Voy a estar muy ocupado dando explicaciones a todo el mundo. ¡Lárgate!