14/05/2018, 12:39
(Última modificación: 14/05/2018, 12:43 por Amedama Daruu.)
Daruu tomó la mano de Kaido y le ayudó a levantarse, aunque si por él fuera la habría soltado en el mismo instante en el que el tiburón le dio la razón al Yeti.
—¡Casi nos matamos! ¡No, no vamos a repetir nada! —exclamó, indignado, y echó a caminar a través del bosque—. ¡Nos vamos, a más lejos mejor!
Esperaba que ambos le siguieran. Los retumbantes pasos de Hibagon así lo anunciaron, al menos.
—SEÑOR PELOPINCHO. PERO AHORA... ¿AHORA QUÉ HACER YO? NO QUERER VOLVER TAN PRONTO A SENDA DEL CARÁMBANO.
Daruu suspiró. Se dio la vuelta.
—Lo siento, Hibagon. Pero nosotros somos ninjas. Tenemos un trabajo. ¿Entiendes? Trabajo. ¡Y tenemos familia y amigos en la aldea! No podemos estar contigo mucho más tiempo. Ellos también nos echarán de menos.
—PERO HIBAGON ESTAR SOLO. —El Yeti, abatido, dejó caer los brazos hacia adelante.
A Daruu aquél gesto terminó de partirle el corazón. Apretó los dientes y cerró los ojos.
—Pues... pues... No, Hibagon, no estás sólo —repuso—. ¡Nos tienes a nosotros! Iremos a verte. Iremos a verte de vez en cuando.
Hibagon levantó la mirada y la alternó unos segundos de Daruu a Kaido. Finalmente, terminó por extender su enorme brazo hacia adelante.
—PROMETER. PROMETER IR A VER. SI NO VENIR A VER, YO BUSCAR Y DAR PAM PAM EN EL COCO.
Daruu rio, y chocó su puño gustoso con el del ser abominable.
—Prometido. O pam pam en el coco.
—¡Casi nos matamos! ¡No, no vamos a repetir nada! —exclamó, indignado, y echó a caminar a través del bosque—. ¡Nos vamos, a más lejos mejor!
Esperaba que ambos le siguieran. Los retumbantes pasos de Hibagon así lo anunciaron, al menos.
—SEÑOR PELOPINCHO. PERO AHORA... ¿AHORA QUÉ HACER YO? NO QUERER VOLVER TAN PRONTO A SENDA DEL CARÁMBANO.
Daruu suspiró. Se dio la vuelta.
—Lo siento, Hibagon. Pero nosotros somos ninjas. Tenemos un trabajo. ¿Entiendes? Trabajo. ¡Y tenemos familia y amigos en la aldea! No podemos estar contigo mucho más tiempo. Ellos también nos echarán de menos.
—PERO HIBAGON ESTAR SOLO. —El Yeti, abatido, dejó caer los brazos hacia adelante.
A Daruu aquél gesto terminó de partirle el corazón. Apretó los dientes y cerró los ojos.
—Pues... pues... No, Hibagon, no estás sólo —repuso—. ¡Nos tienes a nosotros! Iremos a verte. Iremos a verte de vez en cuando.
Hibagon levantó la mirada y la alternó unos segundos de Daruu a Kaido. Finalmente, terminó por extender su enorme brazo hacia adelante.
—PROMETER. PROMETER IR A VER. SI NO VENIR A VER, YO BUSCAR Y DAR PAM PAM EN EL COCO.
Daruu rio, y chocó su puño gustoso con el del ser abominable.
—Prometido. O pam pam en el coco.