15/05/2018, 01:59
Así pues, el trío dinámico avanzó por la arboleda hasta dejar atrás la montaña, y así también, Yukio.
Fue un viaje taciturno, apaciguado por la inminente despedida que se acercaba con cada paso retumbante de esos que emitía el pesado cuerpo de Hibagon. La aparición de la lluvia sagrada fue sólo el principio que anunciaba el final de aquella crónica de aventuras, hasta llegado el punto en el que la planicie se bifurcaba en dos caminos. Uno con dirección a la aldea de los chicos y otra hacia el este, rumbo que tendría que tomar Hibagon, sólo.
—BUENO, SER DIVERTIDO.
—Y peligroso
—PERO DIVERTIDO AL FIN Y AL CAZO.
—¿Al fin y al cabo?
—AL FIN Y AL CABO —repitió él, correctamente—. VENIR. O PAM PAM E.
—O pam pam pam.
—SI YO HACER PAM PAM PAM, PROBABLEMENTE TU MORIR. —admitió el Yeti, con la sinceridad de un bebé—. BUENO. ADIÓS, SEÑOR PELOPINCHO. ADIÓS, SEÑOR AZUL.
—Hasta pronto, compañero.
Al cabo del tiempo, el Abominable ser terminó convirtiéndose en apenas una sombra que se perdía blanquecina en el horizonte. Daruu le increpó, luego.
—No sé tú si resuelta, pero al menos no encontrarán a ningún pie grande real al que atizarle los robos —dijo—. sólo queda esperar que el cabrón sepa llegar hasta los Dojos tal y como ha venido hasta aquí, sin que le descubran.
Pero aquello no lo sabrían nunca con certeza. No al menos hasta que Daruu y Kaido volvieran a juntarse, para cumplir con aquella promesa pactada con sus puños. El de volver algún día y visitar, tal y como él lo había hecho, a Hibagon.
—¿Volvemos a Amegakure, entonces? —indagó, finalmente.
Fue un viaje taciturno, apaciguado por la inminente despedida que se acercaba con cada paso retumbante de esos que emitía el pesado cuerpo de Hibagon. La aparición de la lluvia sagrada fue sólo el principio que anunciaba el final de aquella crónica de aventuras, hasta llegado el punto en el que la planicie se bifurcaba en dos caminos. Uno con dirección a la aldea de los chicos y otra hacia el este, rumbo que tendría que tomar Hibagon, sólo.
—BUENO, SER DIVERTIDO.
—Y peligroso
—PERO DIVERTIDO AL FIN Y AL CAZO.
—¿Al fin y al cabo?
—AL FIN Y AL CABO —repitió él, correctamente—. VENIR. O PAM PAM E.
—O pam pam pam.
—SI YO HACER PAM PAM PAM, PROBABLEMENTE TU MORIR. —admitió el Yeti, con la sinceridad de un bebé—. BUENO. ADIÓS, SEÑOR PELOPINCHO. ADIÓS, SEÑOR AZUL.
—Hasta pronto, compañero.
Al cabo del tiempo, el Abominable ser terminó convirtiéndose en apenas una sombra que se perdía blanquecina en el horizonte. Daruu le increpó, luego.
—No sé tú si resuelta, pero al menos no encontrarán a ningún pie grande real al que atizarle los robos —dijo—. sólo queda esperar que el cabrón sepa llegar hasta los Dojos tal y como ha venido hasta aquí, sin que le descubran.
Pero aquello no lo sabrían nunca con certeza. No al menos hasta que Daruu y Kaido volvieran a juntarse, para cumplir con aquella promesa pactada con sus puños. El de volver algún día y visitar, tal y como él lo había hecho, a Hibagon.
—¿Volvemos a Amegakure, entonces? —indagó, finalmente.