15/05/2018, 10:05
Kaido se subió a su pájaro, y nada más el pez se sentó en el lomo, Daruu hizo que las aves se elevaran, aleteando pesadamente. Poco a poco, los muchachos se perdieron en el cielo y dejaron el bosque de pinos atrás. A lo lejos podía verse la silueta de Yukio, cada vez más pequeña. «Afortunadamente», pensó Daruu.
—Por cierto, vas a tener que enseñarme esta jodida técnica. ¿Es Suiton, no? Es estúpidamente útil —dijo Kaido.
—Eso no va a suceder, compañero —rio Daruu—. Es Suiton, sí, pero es una técnica familiar. De la familia de mi madre. Es caramelo. Piensa en un Mizuame Nabara especial, por así decirlo, pero más compacto.
Las aves se alejaron hacia el horizonte. Los shinobi de Amegakure volvían a su villa. Daruu se preguntó si conseguiría mantener los pájaros de caramelo hasta llegar al hogar sin hacer ni una sola parada. No en vano estaba bastante cansado.
Lo consiguió.
Daruu aterrizó los pájaros suavemente al borde del puente de la Villa Oculta de la Lluvia. Las aves tocaron tierra, y el muchacho bajó de la suya. Sintió que se mareaba y tuvo que sujetarse en el caramelo para no caerse al suelo.
—Por fin. Estoy deseando tirarme en la cama y no hacer nada hasta el próximo Hikariyobi —bromeó.
—Por cierto, vas a tener que enseñarme esta jodida técnica. ¿Es Suiton, no? Es estúpidamente útil —dijo Kaido.
—Eso no va a suceder, compañero —rio Daruu—. Es Suiton, sí, pero es una técnica familiar. De la familia de mi madre. Es caramelo. Piensa en un Mizuame Nabara especial, por así decirlo, pero más compacto.
Las aves se alejaron hacia el horizonte. Los shinobi de Amegakure volvían a su villa. Daruu se preguntó si conseguiría mantener los pájaros de caramelo hasta llegar al hogar sin hacer ni una sola parada. No en vano estaba bastante cansado.
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Lo consiguió.
Daruu aterrizó los pájaros suavemente al borde del puente de la Villa Oculta de la Lluvia. Las aves tocaron tierra, y el muchacho bajó de la suya. Sintió que se mareaba y tuvo que sujetarse en el caramelo para no caerse al suelo.
—Por fin. Estoy deseando tirarme en la cama y no hacer nada hasta el próximo Hikariyobi —bromeó.