15/05/2018, 13:10
Pero Daruu se rio en respuesta.
—Claro que sí, cabezahueca —replicó—, lo que estoy tratando de decir es que ahora mismo soy un ninja del tipo ofensivo. Todas mis técnicas son de ataque. Por eso es por lo que quiero centrar mi aprendizaje de nuevas técnicas en ese ámbito, en el del Genjutsu. Aprender un par de trucos para engañar, ya sabes.
—Ah, te había entendido mal —se rio ella también, tomando otro de aquellos peligrosos triángulos de maíz bañados. Aunque, en aquella ocasión, se aseguró de fijarse bien en que no tuviera aquella explosiva trampa escondida.
—Tú tienes el problema contrario, creo. Pero te admiro. Me conseguiste engañar durante nuestro combate, asquerosa.
Ayame sonrió, maquiavélica, aunque no pudo evitar soltar una carcajada cuando vio el gesto de su compañero: con los ojos peligrosamente entrecerrados y una patata asomando entre sus labios.
—Si no podía engañarte con el Genjutsu, debía encontrar la manera de hacerlo de otra manera —respondió, encogiéndose de hombros aún con la sonrisa aleteando en su boca—. Aunque debo admitir que pasé verdadero miedo. Si, como Kōri dijo después, hubieses puesto a tus clones a buscarme, no sólo no habría podido recuperarme sino que me habría puesto yo sola en un verdadero aprieto. Mi técnica para recuperarme no es una que debiera utilizar en combate, es demasiado lenta y requiere de una gran concentración, pero... De verdad quería ganar... —añadió, volviendo a encogerse de hombros.
En aquella ocasión fue ella la que tomó una patata y, tras contemplarla durante unos instantes, la engulló.
—Lo he decidido. Si supero el examen de Chūnin, retaré a mi padre a un combate. Aunque sé bien que no tengo ninguna oportunidad contra él, y que mis ilusiones son aún más inútiles contra él que contigo...
—Claro que sí, cabezahueca —replicó—, lo que estoy tratando de decir es que ahora mismo soy un ninja del tipo ofensivo. Todas mis técnicas son de ataque. Por eso es por lo que quiero centrar mi aprendizaje de nuevas técnicas en ese ámbito, en el del Genjutsu. Aprender un par de trucos para engañar, ya sabes.
—Ah, te había entendido mal —se rio ella también, tomando otro de aquellos peligrosos triángulos de maíz bañados. Aunque, en aquella ocasión, se aseguró de fijarse bien en que no tuviera aquella explosiva trampa escondida.
—Tú tienes el problema contrario, creo. Pero te admiro. Me conseguiste engañar durante nuestro combate, asquerosa.
Ayame sonrió, maquiavélica, aunque no pudo evitar soltar una carcajada cuando vio el gesto de su compañero: con los ojos peligrosamente entrecerrados y una patata asomando entre sus labios.
—Si no podía engañarte con el Genjutsu, debía encontrar la manera de hacerlo de otra manera —respondió, encogiéndose de hombros aún con la sonrisa aleteando en su boca—. Aunque debo admitir que pasé verdadero miedo. Si, como Kōri dijo después, hubieses puesto a tus clones a buscarme, no sólo no habría podido recuperarme sino que me habría puesto yo sola en un verdadero aprieto. Mi técnica para recuperarme no es una que debiera utilizar en combate, es demasiado lenta y requiere de una gran concentración, pero... De verdad quería ganar... —añadió, volviendo a encogerse de hombros.
En aquella ocasión fue ella la que tomó una patata y, tras contemplarla durante unos instantes, la engulló.
—Lo he decidido. Si supero el examen de Chūnin, retaré a mi padre a un combate. Aunque sé bien que no tengo ninguna oportunidad contra él, y que mis ilusiones son aún más inútiles contra él que contigo...