15/05/2018, 17:35
«¡Vamos!»
El enfrentamiento dio comienzo cuando Karamaru sacó un kunai de su portaobjetos y lo arrojó con fuerza en dirección al Uchiha. Éste previó el lanzamiento con todo lujo de detalles, dado que su Sharingan le facilitó enormemente interpretar las extensiones y contracciones en los músculos del brazo del monje. Así, Akame formó en su cabeza una imagen nítida de la trayectoria del cuchillo volador... Y del que venía oculto en su sombra. Le bastó dar apenas un rápido paso lateral para apartarse del camino de las dos armas, que terminaron por chocar contra la raíz del Árbol Sagrado que Akame tenía a su espalda, delimitando aquella zona del campo de batalla.
«Dos kunais, a veinticinco metros a mi espalda» se recordó el jōnin al escuchar el sonido que produjeron ambas armas chocando contra la gruesa raíz.
Mientras Karamaru hacía una corta serie de sellos, Akame salió disparado en dirección al monje. Recortó distancias velozmente, y al llegar a cuerpo a cuerpo fingió dirigir su atención hacia uno de los falsos Karamarus. Claro, su Sharingan le permitía distinguir claramente al verdadero, pero su oponente no tenía por qué saberlo. Esperando que el calvo se hubiera confiado gracias a su amago, Akame giró en el último segundo para enfrentarle; lanzó un rápido gancho con su diestra, directo a la mandíbula del amejin, y luego trató de barrer sus piernas con una patada de su zurda.