15/05/2018, 19:30
No dispuso de tiempo alguno para reaccionar. Karma alcanzó a ver aquellos ojos rojos como la sangre y provistos de tres aspas negras como la noche. Acto seguido, Akame la evitó como si fuese la kunoichi más lenta del planeta —y probablemente lo era—, entonces solo dolor.
Besó el suelo con violencia. Le faltaba el aire. La fémina tosió descontroladamente a lo largo de unos instantes, retorciéndose debido al suplicio engendrado por el testarazo del Uchiha. Logró comprender —no sin dificultades— los menosprecios de su maestro, a lo que ella conjuró una sonrisa estrujada por el dolor.
—Te... te lo dije... sensei... —manifestó pausadamente según trataba de alzarse.
Ya en pie, la Kojima necesitó de unos momentos para asegurar su postura y evitar caer de vuelta al suelo. Se le ordenó intentarlo de nuevo y ella no iba a desobeceder, a pesar de que podía predecir el resultado sin un atisbo de duda. «Así que este es el poder de un ninja experimentado... que desafortunado».
Cargó contra el moreno una vez más, solo que en esta ocasión la velocidad de la muchacha era palpablemente inferior. La convicción que Karma había mostrado en su carrera pretérita se había visto reemplazada por el malestar de alguien que ha sido golpeado con dureza. Apretó los dientes, hizo lo posible en tal de ignorar el dolor y atacó con la pierna derecha el costado izquierdo del jōnin.