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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
«"Terrible", ya, como si pudiera fiarme de algo de lo que esta chica opina sobre sí misma...»

Haciendo caso omiso a las palabras de la joven Iryo-nin, Akame se colocó en posición de combate tras estirar un poco. Flexionó las rodillas y las muñecas, y se quedó en aquella estancia.

Vamos, vamos, aquí te estoy esperando... Intenta tu mejor golpe, Karma-san.

No esperaba que las provocaciones surtieran efecto en aquella kunoichi apocada y de ánimo gris, pero de algún modo tenía que indicarle que atacara. Pese a que el deplorable físico de la muchacha ya sugería que, en efecto, el Taijutsu no era su fuerte, Akame quería comprobarlo personalmente. Además, ni siquiera un ninja médico podía permitirse descuidar su estado de forma. «No se dirá de mí que una alumna terminó siendo tan flojucha», pensó acordándose de otros Iryo-nin que había conocido, como Keisuke o Mogura.

Sacudió la cabeza, negando para sí.

¡Venga! —ordenó.
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#17
Está bien, está bien. Allá voy —el nerviosismo se hacía palpable en su voz.

Karma echó a correr con todas sus fuerzas, directa hacia su superior. Lo que Akame no podía saber sin tener su Sharingan activo era que la genin estaba concentrando una pequeña cantidad de chakra en su pecho. «Imagino que desea que utilice toda mis fuerzas... ¡así que ahí va!».

Cuando la distancia entre ambos menguó lo suficiente como para brindar la posibilidad de golpes físicos a la ecuación, la kunoichi desvió esa energía a su puño derecho, ese mismo que lanzó hacia la mejilla izquierda del Uchiha. Su extremidad no mostraba diferencia alguna, pero la fuerza que acechaba tras ese impacto era impropia de alguien tan debilucho como Karma.

Era la fuerza del chakra adecuadamente comprimido y canalizado.




PV:

60/60


CK:

108/120

-12


Inventario
¤ Hitai-ate con el símbolo de Uzugakure [Frente]
¤ Kit médico [Cintura]
¤ Portaobjetos básico [Cintura] [9/10]:
  • Veneno común mejorado


• Fuerza: 10
• Resistencia: 20
• Aguante: 20
• Agilidad: 20
• Destreza: 20
• Poder: 20
• Inteligencia: 30
• Carisma: 10
• Voluntad: 10
• Percepción: 20


-Puñetazo (potenciado por Ōkashō): -33 PV


¤ Ōkashō
¤ Impacto de la Flor de Cerezo
- Tipo: Ofensivo
- Rango: C
- Requisitos: Iryō-Nin 10
- Gastos:
  • 12 CK
  • (Iryō-Nin 20) (multiplicable x2)
  • (Iryō-Nin 40) (multiplicable x3)
  • (Iryō-Nin 60) (multiplicable x4)
  • (Iryō-Nin 80) (multiplicable x5)
  • (Iryō-Nin 100) (multiplicable x6)
- Daños: +20 PV al daño por taijutsu básico
- Efectos adicionales: (Irō-Nin 100) En la forma activa o liberada del Sōzō Saisei, el usuario puede coger chakra de la reserva y gastar 0.6*X CK para causar X PV extra (máximo total de daño: 300 PV)
- Sellos: -
- Velocidad: -
- Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo, el golpe causa daños en 4 metros a la redonda
Aunque algunas personas ven a esta técnica como un tipo de "fuerza sobrehumana", en realidad no es más que una aplicación del Ninjutsu médico que requiere de una gran capacidad de concentración y un minucioso control del chakra. El usuario moldea una gran cantidad de chakra en el interior de su cuerpo y después lo concentra en una de sus extremidades. Este se libera en el momento del impacto, causando un gran daño. Depende, sobre todo, de la cantidad de chakra utilizado; aunque los ninjas más experimentados son capaces de concentrar toda la energía en la yema de uno de sus dedos. Cuando el suelo se ve afectado por la técnica, este es pulverizado en pequeñas piezas que se dispersan como si de pétalos de flores se trataran, de ahí el nombre de la técnica.

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#18

No hace falta que pongamos tablas, hagámoslo interpretativo e.e

Akame activó su Sharingan, tiñendo de rojo sus ojos y generando tres aspas negras en torno a sus pupilas, y aguardó la acometida de su alumna. Karma asintió, diligente, y echó a correr hacia él. Tal y como el Uchiha había visto hacer a otros médicos en el pasado, la chica demostró gozar de la habilidad suficiente para concentrar su chakra en su puño; «no sé qué tan fuerte va a pegar eso, pero mejor no recibirlo».

Cuando la kunoichi estuvo a distancia de cuerpo a cuerpo, su delgadito brazo se movió hacia delante para intentar alcanzar la mejilla de Akame. Pese a la diferencia de rango y poder entre ambos, compartían una edad y estatura similares —aunque él, por sus numerosas cicatrices y su semblante curtido, pareciese mayor— de modo que Karma no tuvo nada difícil llegar hasta el rostro de su maestro.

Sin embargo, Akame se limitó a doblar la cintura y agacharse para dejar que el puño cargado de chakra de la ninja médico pasara por encima de su cabeza, cortando el aire. «Eso no ha estado nada bien... Incluso sin Sharingan podría haber esquivado ese golpe. Bueno, hora de curtir un poco a esta frutita tan verde», pensó para sí con una sonrisa.

La réplica del jōnin no se hizo esperar, y fue tan rápida como brutal. Mientras se erguía, y aprovechando la inercia del movimiento, Akame descargó un feroz puñetazo directo en la boca del estómago de su alumna. Luego, usando ambos brazos, la empujó con violencia hacia atrás para hacerla caer de espaldas.

Pues tenías razón, tu Taijutsu es jodidamente terrible —comentó, con aire casual, haciendo una vez más alarde de su aplastante sinceridad, capacidad de observación... Y falta de habilidades sociales—. Tendrás que esforzarte mucho, muchísimo más si quieres llegar a tocarme un sólo pelo.

Retrocedió un par de pasos para dejar unos cuatro metros de distancia entre ellos.

Venga, arriba. Otra vez.
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#19

Roger roger, sensei e_e

No dispuso de tiempo alguno para reaccionar. Karma alcanzó a ver aquellos ojos rojos como la sangre y provistos de tres aspas negras como la noche. Acto seguido, Akame la evitó como si fuese la kunoichi más lenta del planeta —y probablemente lo era—, entonces solo dolor.

Besó el suelo con violencia. Le faltaba el aire. La fémina tosió descontroladamente a lo largo de unos instantes, retorciéndose debido al suplicio engendrado por el testarazo del Uchiha. Logró comprender —no sin dificultades— los menosprecios de su maestro, a lo que ella conjuró una sonrisa estrujada por el dolor.

Te... te lo dije... sensei... —manifestó pausadamente según trataba de alzarse.

Ya en pie, la Kojima necesitó de unos momentos para asegurar su postura y evitar caer de vuelta al suelo. Se le ordenó intentarlo de nuevo y ella no iba a desobeceder, a pesar de que podía predecir el resultado sin un atisbo de duda. «Así que este es el poder de un ninja experimentado... que desafortunado».

Cargó contra el moreno una vez más, solo que en esta ocasión la velocidad de la muchacha era palpablemente inferior. La convicción que Karma había mostrado en su carrera pretérita se había visto reemplazada por el malestar de alguien que ha sido golpeado con dureza. Apretó los dientes, hizo lo posible en tal de ignorar el dolor y atacó con la pierna derecha el costado izquierdo del jōnin.
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#20
A pesar del visible mal estado en el que sus dos golpes habían dejado a Karma, Akame no mostró ni una sola gota de duda. ¿O es que acaso un sensei blandengue había hecho alguna vez alumnos capaces? Él también había sido un muchachito raquítico, débil y enclenque una vez... Pero su maestra, y luego los sensei de la Academia de las Olas, y luego Oonindo, le habían esculpido hasta convertirle en un ninja capaz.

No, no iba a dejarse influenciar por la debilidad actual de su alumna. No iba a dejar que aquella chica se enfrentase a Oonindo sin haberle dado antes las herramientas necesarias; incluso aunque fuese a costa de su dolor, sudor, sangre y lágrimas. Si de él dependía, no enviaría a otro ninja inexperto a morir al mundo exterior.

¡Eso es, coño! ¡Con decisión! —exclamó cuando Karma cargó, otra vez, contra él.

En esa ocasión la kunoichi le lanzó una patada al costado izquierdo. Akame bloqueó el golpe con su brazo zurdo, pegándolo a las costillas para amortiguar la poca fuerza que Karma le había imprimido a su ataque. Sin dar lugar a réplica, el Uchiha le propinó una fuerte palmada en la nariz a su alumna; el dolor causado sería suficiente para desorientarla durante unos instantes, que el jōnin aprovechó para barrer las frágiles piernas de Karma y enviarla de nuevo al suelo.

Otra vez, Karma-san —ordenó.
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#21
La joven sintió en todas las fibras de su ser el bloqueo de Akame; la sensación del músculo estampándose contra el músculo. A Karma nunca le había agradado. Acto seguido la genin se llevó una sonora palmada en el centro de su nariz, algo que no solo le produjo dolor, si no un fuerte mareo y una ligera pérdida de equilibrio. El Uchiha no tardó en arrebatarle todo lo que le quedaba a la kunoichi de eso último gracias a su barrido.

Una vez más, Karma aterrizó malamente sobre la gravilla; su vestido se mostraba más que manchado de polvo. La kunoichi se llevó ambas manos a la nariz de forma instintiva, tratando de suprimir el vomitivo malestar que irradiaba aquella zona. Estaba sangrando por ahí, de hecho. Nada serio, tan solo un par de capilares rotos por el impacto, pero varias gotas de sangre escaparon del bloqueo formado por sus manos de porcelana y cayeron al olvido.

La muchacha estaba aturdida. Se vio obligada a usar sus extremidades para incorporarse a medias, dejando su faz a la vista. Sendos riachuelos de sangre descendían desde sus orificios nasales, besándole los labios y el mentón. Necesitó de un esfuerzo monumental para ponerse en pie. A pesar de todo ello, la genin sonreía.

V-Vale...

No estaba muy segura de lo que hacía, no podía pensar con claridad, así que la fémina se limitó a dejarse llevar. Lanzó una vez más su puño derecho, dirigido al rostro del jōnin. No era un golpe fuerte ni rápido, dado el estado de su autora, pero no iba a desobedecer por mucho que la apalizasen.
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#22
El Uchiha asintió para sí, conforme, cuando vio a Karma levantarse aun en su paupérrimo estado. Tenía el vestido sucio e incluso deshilachado por los bajos debido a la última caída, sangraba por la nariz y en general parecía bastante maltrecha. «Aún así sonríe... Esta chica es más dura de lo que aparenta. O eso, o ha desarrollado una fuerte tolerancia al castigo físico», dedujo el jōnin.

Sin embargo, el siguiente golpe de la kunoichi le arrancó a Akame un bufido de desdén. No porque fuese lento, o torpe, o llevase poca potencia —como los otros—, sino porque se notaba a leguas que su autora no había puesto en él ni un gramo de convicción.

¡Muy mal! —replicó Akame, limitándose a desviar el puñetazo con un manotazo de su diestra—. Ese golpe no ha tenido ni un ápice de convicción. ¡Eso es lo más importante en un ninja!

Raudo como una flecha, el Uchiha avanzó un único paso y colocó su pierna derecha tras la zurda de Karma. Luego presionó con un fuerte palmetazo en el hombro de la chica, haciéndola caer de espaldas y golpearse contra la tierra batida.

¿Cómo piensas llegar a golpearme si no te crees capaz de hacerlo? —la reprendió—. Karma-san, ¡la convicción es lo más importante! No me importa que carezcas de fuerza, destreza o agilidad. ¡Lo que quiero ver en ti es la convicción, en cada uno de tus actos!

»En pie.

Cuando la kunoichi obedeciese, sería el sensei quien tomara la iniciativa. Ejecutaría un golpe directo a la nariz ya sangrante de Karma —aunque lo bastante lentamente como para que, si ella se esforzaba y actuaba con decisión, pudiera esquivarlo o bloquearlo—; luego lo encadenó con una fuerte patada a las costillas, que seguía las mismas pautas marciales del puñetazo.
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#23
¿Cuántas veces había caído ya al suelo? ¿Tres? Sí, la joven estaba casi segura de que esa hacía el trío. Tenía el estómago de lo más revuelto; si este recibía más castigo amenazaba con devolver todos sus contenidos al exterior. La sangre que le brotaba de la nariz se desvió de su curso debido al poder de la gravedad y comenzó a discurrirle por las mejillas.

En resumen, Kojima Karma era una visión penosa. Su aspecto actual se asemejaba a aquel con el que su padre le bendencía a menudo cuando todavía vivía. Solo que en esta ocasión no se trataba de un borracho desgraciado, si no de alguien diez veces más diestro que ella.

«¿Convicción? Irrelevante, verdaderamente irrelevante...». La fémina gozaba de todo tipo de convicciones, pero ninguna positiva; unos cuantos golpes no iban a ser suficiente para cambiarlo. Sabía que no iba a ser capaz de golpear a Akame por mucho que este la instara a hacerlo.

Centró una porción de su chakra en el estómago. Tomó una pesada bocanada de aire, como si se prepara para alzarse...

Ya voy, sensei...

Karma invirtió las fuerzas que le quedaban en la cadera. Fue entonces que llevó a cabo su maniobra sorpresa en una serie de movimientos entrelazados: alzó un poco las piernas y las juntó, apoyó las manos sobre el suelo y utilizando la ya mencionada cadera como punto de apoyo, la joven se lanzó hacia delante con las plantas de los pies como punta de lanza, como quien se alza del suelo con un salto, pero con fines ofensivos. Justo antes de despegar desvió el chakra del Ōkashō a sus piernas y pies, cual ariete.
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#24
Sin embargo, para sorpresa y posterior satisfacción del joven sensei, Karma sacó garra de donde parecía no haberla y no sólo se puso en pie... Sino que atacó por sorpresa. Contorsionándose como una anguila y aplicando chakra en los puntos correctos de su anatomía, la joven kunoichi fue capaz de abalanzarse sobre Akame con un complicado salto. La maniobra no fue tan limpia como a Karma le hubiera gustado —dado que carecía de la fuerza, agilidad motora y destreza necesarias para ejecutarla correctamente— pero sirvió a su propósito.

El Uchiha apretó entonces el abdomen y el pecho, preparándose para recibir el golpe. Apretó los dientes y soltó un bufido cuando las plantas de los pies de Karma le golpearon el torso, forzándole a retroceder un par de pasos. La chica cayó luego al suelo, producto de su maniobra, pero Akame no atacó. En sus ojos podía verse un razonable júbilo.

¡Eso es! ¡Así me gusta! ¡Eso es de lo que estoy hablando, sí!

Gozoso, el jōnin le dedicó a su alumna un único y escueto aplauso.

Convicción. ¡Tu movimiento tiene convicción!

Akame se acercó a su alumna y le ofreció una mano para levantarse.

Ah, coño, y vas a tener que cambiar de indumentaria. Ese vestido es poco práctico hasta decir basta, necesitas algo más ceñido, más flexible. Vas a ser ninja, carajo, no modelo de Kunoichi's Secret.
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#25
Karma estaba tan cansada, dolorida y aturdida que ni llegó a procesar el resultado de su desesperada artimañana. No debería de haber sido muy negativo, en cualquiera de los casos, dada la reacción de Akame. «No puedo más... pelear es mucho más agotador que sentarse y dejar que lluevan los golpes... espero que no me ordene que me levante otra vez...», se dijo la kunoichi, derrotada.

Mas el jōnin no albergaba intenciones de continuar con la pelea. La joven lo encontró a su vera poco después, tendiéndole la mano. Karma la tomó, apoyándose en la fuente de poderío ajeno para ponerse en pie. Los comentarios de Akame la llevaron a echar un vistazo a su indumentaria.

Oh no, mi vestido... —se lamentó al percatarse del lamentable estado de la prenda—. Veré lo que tengo por casa, sensei...

Tomó un trozo de venda del interior de su kit, fragmento que utilizó para limpiarse la sangre del rostro. Acto seguido partió el ya mencionado por la mitad e introdujo las dos partes enrolladas en sus orificios nasales, taponándolos.
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#26
Akame levantó a su nueva alumna con una sonrisa en el rostro mientras ésta se lamentaba por el estado en el que había quedado su vestido. Quizás era la única prenda que tenía, el sueldo de un genin era normalmente paupérrimo, y las primas que se cobraban por misión realizada, un mal chiste. En el expediente de Karma, el Uchiha había leído que vivía sola y que había estado trabajando muchos años antes de ingresar en la Academia de las Olas.

Tal vez acababa de destrozarle la única prenda de ropa que tenía. Tal vez a aquella chica apocada y tímida le costaría horrores reparar aquella pérdida para su armario.

Pero el jōnin ni se dio cuenta. O, si lo hizo, no lo demostró. En lugar de eso contestó a las palabras de su alumna, sonriendo, como si nada de aquello importase. Akame podía llegar a ser un tío bastante mierdas, según el cristal desde el que se mirasen sus rasgos personales.

¡No hará falta! Acompáñame, Karma-san —la invitó—. Aunque antes debemos recoger nuestro equipamiento ninja.

El Uchiha recogió sus shuriken, tanto los que se habían clavado en los monigotes de entrenamiento como los que habían quedado esparcidos por el campo de entrenamiento, y los guardó en su portaobjetos. Luego esperó a que Karma hiciese lo mismo con sus senbon. Una vez terminado, el jōnin le indicó a la kunoichi que le acompañase de vuelta al interior de las instalaciones.

Por aquí, Karma-san —dijo Akame, tras torcer a la derecha para enfilar un pasillo en el que sólo había dos puertas con sendos carteles; uno indicaba "hombres" y el otro "mujeres"—. Ahí están los vestuarios femeninos. Encontrarás todo lo necesario para asearte... Así como un atuendo completo y adecuado para un ninja —el jōnin le guiñó un ojo torpemente, tratando de parecer "enrollado"—. Considéralo un obsequio.

Si la muchacha obedecía e ingresaba al vestuario femenino —que era bastante amplio pero se encontraba en esos momentos, vacío— vería que junto a una de las duchas había una toalla y un bote de gel de baño. Sobre uno de los banquitos situados en el centro de la sala, junto a las taquillas, reposaba también un conjunto completo, sandalias ninja incluídas, de kunoichi de Uzushiogakure.
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#27
Ya en pie, Karma se dedicó a recoger sus agujas a la par que Akame hacía lo propio con sus shurikens. La genin necesitó más tiempo para completar la tarea que su superior, ya que los senbon eran más difíciles de ver, dada su finura. Acto seguido, la fémina siguió las indicaciones de su sensei y se internó con este, una vez más, en las entrañas del estadio.

Una vez la pareja estuvo frente a los vestuarios, el Uchiha le indicó a la médico que dentro del espacio reservado para mujeres no solo daría con suministros y un lugar en el que asearse, si no con un set de ropa nueva. Karma quedó boquiabierta.

¡¿P-Para mí?! S-Sensei, ¡no puedo aceptarlo! —espetó de inmediato, a pesar de que sabía que el jōnin no aceptaría un no por respuesta—. Gracias...

Con ese efímero sentimiento de agradecimiento danzando en el aire como si fuese los restos de un perfume, la fémina se precipitó hacia el interior del vestuario evitando mirar a Akame.

Desabrochó el kit médico y el portador de objetos, que dejó descansar sobre uno de los múltiples bancos de madera que habían distribuidos por la sala. Entonces se descalzó, quitó el protector, además de los trozos de venda con los que se había taponado las fosas nasales para parar la hemorragia —los cuales guardó de vuelta en el kit médico para deshacerse de ellos más tarde— y se desnudó, permitiendo que esos harapos que hacía menos de una hora eran su querido vestido besasen el suelo. Estaba sola, así que no necesitaba preocuparse de tapar sus vergüenzas.

Karma se introdujo en la primera ducha, no sin antes tomar el gel de baño. Si la joven hubiera gozado de un espejo habría podido ver que su figura se veía atestada de moratones, una imagen que le habría recordado el pasado.

La ducha fue breve, lo justo y necesario para quitarse de encima la mugre y refrescar un poco el espíritu. Acto seguido, Karma se secó el cuerpo y el cabello. Le echó un vistazo a aquellas misteriosas prendas que ahora podía llamar suyas. «Espero que no sean demasiado ajustadas...».

Eran ajustadas, desde luego. "Adecuadas para un ninja", según Akame. Se trataba de una camiseta sin mangas de color blanco, cerrada en su centro por una discreta cremallera. Habían unos pantalones a juego, cortos, que apenas alcanzanban hasta la mitad de sus muslos, de color negro. Así mismo, el Uchiha había incluido unos mitones de rejilla largos, que llegaban hasta el centro de su antebrazo, además de unas medias también de rejilla, que le alcanzaban desde el tobillo hasta las rodillas. Ambos artículos eran de tono azabache.

Karma se echó un vistazo, esta vez sí, en uno de los pocos espejos que agraciaban el vestuario. Esos ropajes realzaban su anatomía, mas a la muchacha le parecía un set escandaloso. «Aunque no puedo negarle que son cómodas para moverse, si ese es el objetivo, supongo que lo cumple», admitió, torciendo los labios.

La pelivioleta se dio por vencida y terminó de prepararse. Anudó la trenza que acostumbraba a llevar, se puso las sandalias, el hitai-ate y el resto de su equipamiento. Agarró los restos del vestido y tras observarlos durante unos largos instantes, los tiró en una papelera ubicada en la esquina izquierda de la estancia.

Acto seguido retornó al pasillo, en busca de su sensei.
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#28
Ah, pero una sorpresa aguardaba a la joven Karma a su salida del vestuario femenino. A primera vista no vería por allí a su sensei, ni tampoco hallaría rastro alguno de su presencia. Pero, si afinaba el oído, podría escuchar su voz al otro lado de la esquina más cercana del pasillo.

Vaya... espía, ¿eh? ... Y ahora... ¿... parece bien?

Si la muchacha iba al encuentro del joven jōnin, lo hallaría justo al otro lado de la mencionada esquina. No estaba solo, sino que junto a él había un jovencito que tendría apenas doce o trece años, complexión menuda y pelo aranjado revuelto. Sus ojos marrones estaban entrecerrados y sus dientes rechinaban de dolor cada vez que Akame le retorcía la oreja con una de sus huesudas pero curtidas manos.

¡Karma-san! Qué bien que ya hayas terminado —la saludó el Uchiha con cierta malicia—. Ah, oh, se me olvidó presentaros. Este es Hozuki Inokichi, ¿quizás lo recuerdes de la Academia? —añadió, y luego volvió a retorcer la oreja del mencionado, arrancándole un gemido de dolor—. Inokichi-san, ella es Kojima Karma. Mi alumna.

Pareciera que el infante genin intentase hacer una reverencia —o tal vez sólo estaba tratando de librarse del agarre de Akame—, pero lo más que consiguió fue esbozar un tímido.

E... Encantado... Karma-san...

El jōnin se dirigió entonces a su alumna, sin soltar al pobre desgraciado pelirrojo.

Verás, Karma-san. Pasa y resulta que aquí nuestro compañero Inokichi estaba tranquilamente cambiándose en el vestuario de los chicos, cuando oyó a alguien ingresar en el de las mujeres... —le dirigió una mirada cargada de reprobación al genin—. Así que decidió que sería divertido... "Echar un vistazo". Craso error, ¿eh?

Akame tiró de la oreja del muchacho y éste se movió hacia delante, como un muñeco de trapo sin voluntad propia.

Así que ya ves, un pervertido lo suficientemente torpe como para ser cazado al momento. ¿Qué crees que deberíamos hacer con él?
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#29
La genin miró a la izquierda y luego a la derecha, pero no halló señal alguna de la presencia de su maestro. Así fue hasta que la adolescente captó lo que parecía ser la voz del susodicho, difuminada por la distancia. Su punto de procedencia era desconocido, oculto tras un giro del pasillo. Alimentada por la influencia de la curiosidad, la muchacha caminó hasta la esquina y la flanqueó.

Allí se encontraba Uchiha Akame, pero no estaba solo. Karma albergaba la punzante sensación de que la figura del mozo a su vera le era familiar, pero no sabía de qué, no lograba recordarlo. Su sensei le refrescó la memoria: era Hozuki Inokichi, un antiguo compañero de academia suyo. Aquella no fue la única pieza de interesante información que el Uchiha dejó caer, no obstante.

Quedó cruzada de brazos, mirando fijamente al Hozuki con una indiferencia bien fría.

Espero que lo que has visto te haya gustado —disparó con tono recriminatorio—. ¿Cómo se suele castigar a un genin desobediente, Akame-sensei?
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#30
Inokichi hizo un mohín ante la pregunta de la kunoichi, y si por él hubiese sido se habría disuelto en agua en ese mismo momento. «Por desgracia para ti, muchacho, todavía no dominas esa habilidad». Akame le retorció otra vez la oreja, con mayor crueldad, y el chico gritó. La tenía roja, excepto la parte apresada por los dedos del Uchiha, que se había quedado blanca. Sin embargo, los ojos del jōnin estaban fijos en su alumna.

¿Que cómo se castiga? Bueno, bueno... —dramatizó un gesto que simulaba ser pensativo—. La verdad es que eso importa de poco ahora, ¿sabes, Karma-san? —admitió Akame—. Porque soy jōnin.

El Uchiha se señaló la placa dorada que llevaba al hombro con la mano libre.

Eso significa que puedo hacer toda clase de cosas horribles con total impunidad. ¿Lo entiendes?

Conforme hablaba, Akame parecía adoptar un tono mucho más siniestro, casi sádico. Inokichi había empezado a gemir lastimeramente, claramente superado por las circunstancias; ni en sus peores pesadillas se podía imaginar lo que aquel demonio de ojos rojos era capaz de hacerle.

Tienes total libertad para elegir la suerte de este pobre diablo, Karma-san. Este pervertido que sin duda habrá disfrutado de lo lindo espiándote. ¿Eres consciente de que las imágenes que han quedado grabadas en su retina nunca desaparecerán? Siempre recordará haberte visto... En tu intimidad.

»Así que dime, Karma-san... ¿Qué debería hacer con él?
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