16/05/2018, 13:18
—Bueno, haremos lo sigu...!
La explosión cortó la frase del escualo, llamando la atención de cualquiera que se escuchase lo suficientemente cerca como para escucharla, Riko se cubrió el rostro con el brazo derecho, a modo de escudo, mientras Kaido maldecía y mostraba su sorpresa a la vez.
—Que sea esa, pues, y si nos toca pelear pues nos toca y ya está. Vamos.
Riko asintió, nervioso y con ganas de salir de allí lo antes posible, siguiendo a su compañero de equipo hasta el interior de la casa que éste había seleccionado.
El lugar estaba bastante bien conservado, teniendo en cuenta que podía haber explosiones por la zona y que no sabían el tiempo que llevaba allí, conservaba las cuatro paredes casi intactas, a excepción de algún que otro agujero de pequeño tamaño. El interior estaba bastante oscuro, iluminado únicamente por la luz de la luna que entraba por dos grandes ventanas, situadas una a cada lado de la estancia en la que se encontraban nada más entrar. En el medio encontrarían una mesa con un par de sillas y detrás de éstas, un par de sacos de dormir.
A la izquierda de la entrada podrían subir a un segundo piso por las escaleras, de madera y que aportaban de todo menos seguridad, teniendo en cuenta los sonidos que hacían cuando se apoyaban en ellas y que a alguna le faltaba un trozo.
—Bien, ¿por donde empezamos? — Preguntó el peliblanco. —A simple vista aquí no parece que haya nadie, deberíamos mirar arriba, por si acaso.
La explosión cortó la frase del escualo, llamando la atención de cualquiera que se escuchase lo suficientemente cerca como para escucharla, Riko se cubrió el rostro con el brazo derecho, a modo de escudo, mientras Kaido maldecía y mostraba su sorpresa a la vez.
—Que sea esa, pues, y si nos toca pelear pues nos toca y ya está. Vamos.
Riko asintió, nervioso y con ganas de salir de allí lo antes posible, siguiendo a su compañero de equipo hasta el interior de la casa que éste había seleccionado.
El lugar estaba bastante bien conservado, teniendo en cuenta que podía haber explosiones por la zona y que no sabían el tiempo que llevaba allí, conservaba las cuatro paredes casi intactas, a excepción de algún que otro agujero de pequeño tamaño. El interior estaba bastante oscuro, iluminado únicamente por la luz de la luna que entraba por dos grandes ventanas, situadas una a cada lado de la estancia en la que se encontraban nada más entrar. En el medio encontrarían una mesa con un par de sillas y detrás de éstas, un par de sacos de dormir.
A la izquierda de la entrada podrían subir a un segundo piso por las escaleras, de madera y que aportaban de todo menos seguridad, teniendo en cuenta los sonidos que hacían cuando se apoyaban en ellas y que a alguna le faltaba un trozo.
—Bien, ¿por donde empezamos? — Preguntó el peliblanco. —A simple vista aquí no parece que haya nadie, deberíamos mirar arriba, por si acaso.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»