16/05/2018, 17:47
Nabi se ofreció a ir a por comida y ella asintió, agradecida, el gesto tan amable de su compañero. Aguardó a que el castaño volviese y tomó gustosa la cantidad que había comprado para ella. Sí, ese día se podría las botas, y eso que normalmente cenaba ligero.
— ¿Qué quieres hacer? ¿Probamos uno de esos puestos de pescar peces con una red de papel? ¿Los de tirar una torre de botellas? ¿Cuando son los fuegos artificiales? Podríamos ir a la playa a verlo.
—Uhm, le he echado el ojo a un peluche que hay a unos puestos de aquí, la verdad es que me gustaría conseguirlo —mencionó, caprichosa, mientras tomaba un cacho de carne con el palillo que traía para cogerlo —. Si no te importa, claro, pero primero sentémonos a comer.
Poco a poco su vergüenza iba pasando, viendo que cada vez se encontraba más a gusto con el Inuzuka. No quería pensar en la propuesta del mayor, ni si quiera en su madre, la verdad es que ella estaba bien así, con su compañía, aunque a veces la sacase de quicio. Su corazón pareció reaccionar a sus pensamientos, y sin querer palpitó de forma mucho más fuerte, haciendo que negase fuertemente con la cabeza.
Una vez ambos se hubieran sentado —guiados por Eri—, el chico pareció haber recordado a su compañero de promoción: Uchiha Datsue.
— Espera, espera, Eri-chan, Eri-hime, Eri-sama. ¿Te has enterado de lo de Datsue? ¡Que lo han ascendido a Jounin! ¿Le montamos una fiesta o qué? Es algo digno de celebrar, eh. ¿O le compramos algo? ¡¿Qué se hace en estos casos?!
—¿Uhmgjffg? —balbuceó mientras masticaba, con un tono confuso, luego tragó lo que tenía en la boca para añadir—: deberíamos hacerle un regalo, quizás, las fiestas no suelen salir bien, ¿o no te acuerdas con los Sakamoto?
»Podríamos regalarle algo útil, una bufanda con el símbolo de Uzushiogakure, incluso un pañuelo, ¡que siempre va enseñando todo!
— ¿Qué quieres hacer? ¿Probamos uno de esos puestos de pescar peces con una red de papel? ¿Los de tirar una torre de botellas? ¿Cuando son los fuegos artificiales? Podríamos ir a la playa a verlo.
—Uhm, le he echado el ojo a un peluche que hay a unos puestos de aquí, la verdad es que me gustaría conseguirlo —mencionó, caprichosa, mientras tomaba un cacho de carne con el palillo que traía para cogerlo —. Si no te importa, claro, pero primero sentémonos a comer.
Poco a poco su vergüenza iba pasando, viendo que cada vez se encontraba más a gusto con el Inuzuka. No quería pensar en la propuesta del mayor, ni si quiera en su madre, la verdad es que ella estaba bien así, con su compañía, aunque a veces la sacase de quicio. Su corazón pareció reaccionar a sus pensamientos, y sin querer palpitó de forma mucho más fuerte, haciendo que negase fuertemente con la cabeza.
Una vez ambos se hubieran sentado —guiados por Eri—, el chico pareció haber recordado a su compañero de promoción: Uchiha Datsue.
— Espera, espera, Eri-chan, Eri-hime, Eri-sama. ¿Te has enterado de lo de Datsue? ¡Que lo han ascendido a Jounin! ¿Le montamos una fiesta o qué? Es algo digno de celebrar, eh. ¿O le compramos algo? ¡¿Qué se hace en estos casos?!
—¿Uhmgjffg? —balbuceó mientras masticaba, con un tono confuso, luego tragó lo que tenía en la boca para añadir—: deberíamos hacerle un regalo, quizás, las fiestas no suelen salir bien, ¿o no te acuerdas con los Sakamoto?
»Podríamos regalarle algo útil, una bufanda con el símbolo de Uzushiogakure, incluso un pañuelo, ¡que siempre va enseñando todo!