17/05/2018, 11:39
(Última modificación: 17/05/2018, 11:40 por Amedama Daruu.)
Amekoro Yui se encontraba detrás de su escritorio, de pie, con los brazos agarrados detrás de la espalda. Observaba por la gran cristalera la tormenta, que le daba nombre al país y ese día caía con una fuerza tremenda.
Suspiró y sonrió, afable. Era un día tranquilo. Un día sin sobresaltos. Un día normal.
Hasta que se abrió la puerta de su despacho.
Suspiró y sonrió, afable. Era un día tranquilo. Un día sin sobresaltos. Un día normal.
Hasta que se abrió la puerta de su despacho.