17/05/2018, 19:03
El Uchiha entonces se marchó en dirección a la herrería para conseguir su arma, pero sin el dinero y Riko esperó a ver cuánto tardaba en darse cuenta de ésto. A mitad de camino se frenó y volvió sobre sus pasos, viendo a un peliblanco que se reía desde su posición, mientras buscaba en su bolsillo para sacar el dinero que habían acordado seiscientos ryos.
Entonces sí Datsue se marchó, dejándole solo allí esperando a que terminara su transacción y consiguiera su wakizashi, y se le hizo demasiado largo. Se acabó el helado a los cinco minutos de quedarse solo y, los otros veinticinco se dedicó a dar vueltas por la zona, sin alejarse demasiado por si salía el Uchiha que le viera rápidamente.
Y allí estaba, la que sería su nueva espada, una wakizashi perfecta, equilibrada, alineada y sin ninguna imperfección, y la sonrisa en el rostro del Senju se hizo enorme, incluso le gustaba la firma que tenía El Intrépido, en honor a Datsue.
—Joder, es perfecta, muchas gracias tío. — Y agarró la espada después de ver cómo su compatriota se lucía con un pequeño truco.
Al tenerla entre sus manos la desenvainó, haciendo un par de movimientos que, teniendo en cuenta que no era ningún experto en la materia, fueron algo toscos y poco hábiles.
—¡Genial! Supongo que ahora me toca entrenar un poco para dominar su manejo. — Rió el genin, volviendo a envainar su recién adquirida katana.
Entonces sí Datsue se marchó, dejándole solo allí esperando a que terminara su transacción y consiguiera su wakizashi, y se le hizo demasiado largo. Se acabó el helado a los cinco minutos de quedarse solo y, los otros veinticinco se dedicó a dar vueltas por la zona, sin alejarse demasiado por si salía el Uchiha que le viera rápidamente.
Y allí estaba, la que sería su nueva espada, una wakizashi perfecta, equilibrada, alineada y sin ninguna imperfección, y la sonrisa en el rostro del Senju se hizo enorme, incluso le gustaba la firma que tenía El Intrépido, en honor a Datsue.
—Joder, es perfecta, muchas gracias tío. — Y agarró la espada después de ver cómo su compatriota se lucía con un pequeño truco.
Al tenerla entre sus manos la desenvainó, haciendo un par de movimientos que, teniendo en cuenta que no era ningún experto en la materia, fueron algo toscos y poco hábiles.
—¡Genial! Supongo que ahora me toca entrenar un poco para dominar su manejo. — Rió el genin, volviendo a envainar su recién adquirida katana.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»