21/05/2018, 13:12
—Sí... será lo mejor... —respondió Ayame, sin embargo, con una sonrisa triste. No les quedaba remedio, después de todo. Tarde o temprano tendrían que regresar a sus respectivos hogares—. Antes de que mi padre se preocupe y venga a matarnos a ambos —se atrevió a bromear, con una carcajada seca.
—Sí, jaja —rio Daruu—. Ja, ja... ja... —Pero en lo más profundo del centro del pecho de Daruu, un sentimiento de profundo terror comenzó a crecer.
Los muchachos se alejaron de la apasionante tienda de figuritas (al menos para Daruu) y retomaron la senda que les llevaría a la Pastelería de Kiroe-chan y al portal de la Torre donde ambos vivian.
—Tenemos que tener más citas como esta, Daruu-kun —dijo ella, sonriente, al tiempo que alzaba el rostro hacia la implacable lluvia de Amegakure.
Daruu sonrió y cogió a Ayame por detrás de los hombros, apretándola con cariño.
—Tendremos mil más, ya verás —dijo—. Ay, es que eres adorable, de verdad.
No tardaron mucho en plantarse delante del escaparate con las cortinas echadas de la cafetería de Kiroe. Ayame tenía que entrar por el portal adyacente, de modo que llegó la hora de las despedidas. Daruu la besó en los labios y se quedó un momento mirándola a los ojos.
—Hasta... ¿pasado mañana? No sé cuándo querrá quedar Kori-sensei para retomar las misiones. Pero yo ya estoy preparado —dijo Daruu—. En fin... buenas noches... cariño.
Daruu se dio la vuelta, con la sensación de querer más dentro del estómago. Se acercó a la puerta de la Pastelería de Kiroe-chan y giró la llave.
Paró un momento y pensó en invitar a Ayame dentro. En no pasar la noche solo, como otra de tantas.
No. Estaban demasiado cerca de Zetsuo.
Rio por lo bajo cuando cerró la puerta tras de sí, y se encaminó a las escaleras.
—Sí, jaja —rio Daruu—. Ja, ja... ja... —Pero en lo más profundo del centro del pecho de Daruu, un sentimiento de profundo terror comenzó a crecer.
Los muchachos se alejaron de la apasionante tienda de figuritas (al menos para Daruu) y retomaron la senda que les llevaría a la Pastelería de Kiroe-chan y al portal de la Torre donde ambos vivian.
—Tenemos que tener más citas como esta, Daruu-kun —dijo ella, sonriente, al tiempo que alzaba el rostro hacia la implacable lluvia de Amegakure.
Daruu sonrió y cogió a Ayame por detrás de los hombros, apretándola con cariño.
—Tendremos mil más, ya verás —dijo—. Ay, es que eres adorable, de verdad.
No tardaron mucho en plantarse delante del escaparate con las cortinas echadas de la cafetería de Kiroe. Ayame tenía que entrar por el portal adyacente, de modo que llegó la hora de las despedidas. Daruu la besó en los labios y se quedó un momento mirándola a los ojos.
—Hasta... ¿pasado mañana? No sé cuándo querrá quedar Kori-sensei para retomar las misiones. Pero yo ya estoy preparado —dijo Daruu—. En fin... buenas noches... cariño.
Daruu se dio la vuelta, con la sensación de querer más dentro del estómago. Se acercó a la puerta de la Pastelería de Kiroe-chan y giró la llave.
Paró un momento y pensó en invitar a Ayame dentro. En no pasar la noche solo, como otra de tantas.
No. Estaban demasiado cerca de Zetsuo.
Rio por lo bajo cuando cerró la puerta tras de sí, y se encaminó a las escaleras.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)