25/05/2018, 18:30
—No, Riko, no es grave. Pero lo que más recomiendo es que Eri descanse por ahora hasta que la herida cicatrice, así lo hará más rápido y podréis entrenar de nuevo.
Riko suspiró aliviado, al menos no le había producido una herida que la pudiera impedir el uso normal de su pierna y aquello le reconfortaba, aunque tal y como Hotaru explicó, debería descansar para recuperarse lo más rápido posible, y el peliblanco asintió, conocedor de aquel hecho.
—Bien, ya está, puedes calzarte. Ahora vete a casa a descansar, si no no mejorarás para el chuunin...
Y a la vez que Eri soltó un gritito, el Senju pegó un respingo, por su culpa podía ser que no pudiera entrenar en condiciones antes de los exámenes chuunin.
—¡Riko-san! ¡Hay que descansar! Gracias, Hotaru-oneesan.
Y, como si nada hubiera pasado, la pelirroja se mantenía en pie sobre las dos piernas, sin mayor problema ni signos de la cojera que había tenido hasta llegar al hospital.
«Desde luego, ser médico es genial.»
Y para sorpresa de todos los allí presentes, Eri y Riko, la hermana de la Uzumaki le ofreció al chico una piruleta, negándosela a su hermana.
—¡Gra-Gracias, Hotaru-san! — Exclamó el Senju. —Espero que la próxima vez que nos veamos no sea por algo así. — Comentó con una sonrisa, y cuando estuvieran lo suficientemente lejos, se dirigiría a Eri. —¿Quieres la piruleta? No me gustan mucho los dulces. — Admitió.
Riko suspiró aliviado, al menos no le había producido una herida que la pudiera impedir el uso normal de su pierna y aquello le reconfortaba, aunque tal y como Hotaru explicó, debería descansar para recuperarse lo más rápido posible, y el peliblanco asintió, conocedor de aquel hecho.
—Bien, ya está, puedes calzarte. Ahora vete a casa a descansar, si no no mejorarás para el chuunin...
Y a la vez que Eri soltó un gritito, el Senju pegó un respingo, por su culpa podía ser que no pudiera entrenar en condiciones antes de los exámenes chuunin.
—¡Riko-san! ¡Hay que descansar! Gracias, Hotaru-oneesan.
Y, como si nada hubiera pasado, la pelirroja se mantenía en pie sobre las dos piernas, sin mayor problema ni signos de la cojera que había tenido hasta llegar al hospital.
«Desde luego, ser médico es genial.»
Y para sorpresa de todos los allí presentes, Eri y Riko, la hermana de la Uzumaki le ofreció al chico una piruleta, negándosela a su hermana.
—¡Gra-Gracias, Hotaru-san! — Exclamó el Senju. —Espero que la próxima vez que nos veamos no sea por algo así. — Comentó con una sonrisa, y cuando estuvieran lo suficientemente lejos, se dirigiría a Eri. —¿Quieres la piruleta? No me gustan mucho los dulces. — Admitió.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»