27/05/2018, 15:48
Karamaru no dispuso de suficiente tiempo y velocidad de reacción como para poder evadir la bala ígnea que el Uchiha del Remolino le disparaba casi a bocajarro, de modo que recibió el impacto directamente. Una deflagración precedió al fuerte empujón que mandó al calvo al suelo, cayendo de espaldas sin remedio. Akame aterrizó un momento después, flexionando las rodillas para amortiguar el impacto de sus sandalias ninja contra la fresca hierba, y observó.
«Ese Taijutsu ha sido muy rápido, y su pierna estaba cargada de chakra... Debo tener cuidado. Si me coge desprevenido con esa técnica, podría hacerme bastante daño».
Unos momentos después, el amejin ya se encontraba de nuevo en pie. Parecía que, pese a haber recibido el impacto directo de un Ninjutsu Katon, todavía podía seguir peleando; cosa que complació al jōnin. Akame esperó a que su oponente se hubiese recuperado del todo y entonces el combate continuó.
Lejos de arrugarse, Karamaru volvió a la carga, tratando de llegar otra vez a distancia de cuerpo a cuerpo. La velocidad del amejin no era nada del otro mundo, dicho sea de paso, y Akame no estaba teniendo problema alguno en seguir sus movimientos. «Por Amaterasu que es lento, incluso sin el Sharingan no creo que encontrase dificultad para no perderle de vista», se dijo el jōnin.
Cuando su oponente realizó un par de sellos, las manos de Akame se movieron rápidamente para imitarlos. Casi estaban a distancia de cuerpo a cuerpo, y Karamaru adelantó uno de sus puños —recubierto de chakra Raiton— con un golpe feroz. Sin embargo, el Uchiha había hecho lo mismo; y ahora su brazo, también embadurnado de chisporroteante energía azulada, buscaba encontrarse con el de su oponente. De sus labios surgió una réplica, casi desafiante.
—¡Raiton! ¡Hebi Mikazuchi!
Las técnicas de Rayo colisinaron con fuerza. Pese a que Akame simplemente había copiado el jutsu a su alopécico rival, la potencia de su propio chakra era abrumadoramente superior. Como una bestia furiosa, el Raiton del Uchiha engulló al de Karamaru, devorándolo y nutriéndose de su esencia para volverse todavía más mortífero.